Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
“El cambio
que estamos realizando está a la vista”, enfatizó Andrés Manuel López Obrador, ante miles de congregados en el Zócalo
de la Ciudad de México, ante quienes enumeró reformas legales, compromisos
cumplidos y acciones realizadas en su primer año como mandatario de la Nación y
fijó como plazo un año para dejar establecidas las bases para una patria nueva.
Consideró
el Presidente que, en los hechos, las modificaciones impulsadas configuran una ‘nueva
Constitución’, que reflejan las demandas y voluntad del pueblo que decidió
emprender la cuarta transformación de
la vida pública del país de manera legal, democrática y pacífica.
Al ponderar
dos de sus principales políticas –la lucha contra la deshonestidad en el
servicio público y la austeridad republicana–, López Obrador citó que este año
el ahorro por evitar la corrupción en la adquisición de bienes y servicios suma
200 mil millones de pesos. “Éste es un botón de muestra: el presupuesto de la
Presidencia de la República pasó de tres mil 600 millones a 800 millones, una
disminución del 75 por ciento”, resaltó.
La fórmula de acabar con la
corrupción, eliminar lujos y gastos suntuarios –afirmó–, permite financiar el
presupuesto, sobre todo programas sociales, sin aumentar impuestos, sin
incrementar precios de combustibles y sin endeudar al país. Sin embargo, estos
ahorros no resuelven los tres grandes problemas nacionales que encontró el
primer Presidente de la República de origen tabasqueño: la pobreza que golpea a
la mayoría de los mexicanos, la inseguridad que se enseñoreó del país la última
década, y el crecimiento cero de la economía.
Habló del éxito de sus programas
sociales, como las pensiones para adultos mayores y niños pobres que elevará a
rango constitucional, como las becas para 10 millones de estudiantes y Jóvenes construyendo
el futuro, como Sembrando Vida
que generó 230 mil empleos en 2019 y crecerá a 430 mil en 2020.
Presumió el oriundo de Macuspana finanzas
sanas, inflación de tres por ciento –la más baja desde 2016–, el fortalecimiento
del peso ante el dólar, y que ha cumplido
‘rigurosamente’ con todos los compromisos financieros, y que no hay
demora en liquidar a proveedores.
Aunque admitió que “todavía no ha habido crecimiento económico”, resaltó
que existe una mejor distribución de la riqueza, pues el presupuesto público no
se queda en pocas manos, sino llega a la mayoría de la gente.
Anunció que
rescatará uno de los sectores cuyas deficiencias pegan a la calidad de vida de
la población: salud, y por ello, el presupuesto en este rubro se incrementará
desde enero del 2020 en 40 mil millones de pesos “para garantizar lo más pronto
posible medicamentos, análisis clínicos, atención médica y hospitalaria
gratuita y de calidad a todos los habitantes de México”.
Llama la atención que el Presidente
de México haya dedicado buena parte
de su mensaje a uno de sus antecesores –el panista Felipe Calderón Hinojosa–, desde que refirió que “no hemos privatizado bienes públicos, ni hemos declarado la guerra a nadie, sólo a la
corrupción y a la impunidad”.
Hizo hincapié en que su gobierno emprendió
un cambio de paradigma de seguridad, pues entre 2006 y 2018 los gobernantes
pretendieron resolver la inseguridad y la violencia delictiva mediante acciones
de fuerza militar y policial, sin atender el fondo del problema. El resultado
fue catastrófico y esa estrategia dejó un saldo pavoroso de muertos,
desaparecidos y lesionados... El país padece aún las consecuencias de esa
política equivocada…”. No paró ahí.
Prosiguió: “En sólo dos años del
gobierno de Calderón, 2011-2012, se registraron mil 898 enfrentamientos en los
que murieron dos mil 459 personas... Aunque los datos hablan por sí solos, es
obvio que esta absurda y desquiciada estrategia no se repetirá y que nunca más
se pondrá en riesgo de manera irresponsable ni la vida ni el prestigio de integrantes
de las Fuerzas Armadas”.
Según sus
palabras, “es indudable que estos primeros 12 meses hemos avanzado mucho –aseguró que
cumplió 89 de los compromisos que estableció
hace un año, ahí mismo, en el Zócalo y sólo 11 están pendientes–, pero aún estamos
en un proceso de transición; todavía lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no
termina de nacer. Eso sí, no estamos jugando, no estamos simulando. Está en
marcha una nueva forma de hacer política, un cambio de régimen”.
Y se preguntó: “¿Cuánto tiempo
necesitaremos para consolidar la obra de transformación?”. Comprometió que, en
doce meses, cuando “nos vamos a volver a encontrar aquí, ya estarán
establecidas las bases para la construcción de una patria nueva”. ¿Qué se espera? Más empleos, seguridad a secas, mejor salud y crecimiento
económico palpable en los bolsillos de la población.
Habrá que recordar lo que dijo hace un año, en su
asunción: “Estoy preparado para no fallarle a mi pueblo. Ahora que venía
para acá, se emparejó un joven en bicicleta y me dijo: ‘Tú no tienes derecho a
fallarnos’. Y ese es el compromiso que tengo con el pueblo: No tengo derecho a
fallar”.
AL GRANO
ANDRÉS
MANUEL López Obrador hizo balances y anuncios que involucran a su estado y a la
región sureste: “Hemos iniciado los estudios de ingeniería básica del Tren Maya, que están en proceso y se
terminarán el 13 de este mes… Ya se comenzó a construir la nueva refinería de
Dos Bocas, Paraíso, Tabasco”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario