Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
Marginado a la tercera posición entre las fuerzas electorales
del país y más cerca de la extinción que de recuperar su hegemonía, el priismo se
prepara para renovar su dirigencia nacional en medio de acusaciones de línea, padrón adulterado y seguir teniendo a la simulación como su principal
práctica política.
Dentro de 48 días se celebrará la contienda interna
de las que surgirá el nuevo mando del partido tricolor a un año y un mes que Morena le arrebató la Presidencia de
la República, y diez semanas después que tuvo una insignificante participación
en las elecciones locales celebradas en seis entidades.
Tres figuras del sur-sureste mexicano: la ex mandataria
yucateca Ivonne Ortega
Pacheco; el gobernador con licencia de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas y el ex jefe
del Ejecutivo oaxaqueño Ulises Ruiz
Ortiz se disputan la presidencia del partido en un proceso en que existe la
percepción de que el campechano es el candidato
de línea del ex presidente Enrique
Peña Nieto.
El PRI es el partido más antiguo de México y al que
se atribuye la creación de las instituciones de la República. Es, también, el más
vinculado a la corrupción pública y saqueo del patrimonio de los mexicanos, a fraudes
electorales y con los más grandes vicios como instituto político.
Aunque se vaticinó su extinción tras la pérdida de
la Presidencia en el 2000, ha sabido mantenerse como el partido mejor organizado
del país y, pese a las debacles electorales en los años posteriores, hoy sigue
teniendo predominio en 13 entidades, por encima del PAN (ocho) y Morena (seis,
con las recién ganadas gubernaturas de Puebla y Baja California).
Si bien hacia fuera se muestra respetuoso de la
legalidad y las instituciones (ya acepta derrotas en las urnas), que impulsa el
diálogo y los consensos, hacia su interior el PRI no consigue acostumbrarse a
actuar sin la cultura de la línea.
Recientemente, la revista Nexos publicó el ensayo ‘El
PRI y el futuro del sistema político mexicano’, de J. Alejandro Espinosa Herrera, que nos ayuda a entender la realidad
del partido que mantuvo el poder presidencial por siete décadas (en Tabasco lo
tuvo ocho). En los comicios del 1° de julio de 2018, que representaron ‘un
cisma y un terremoto’ para el sistema político mexicano, el tricolor fue el ‘gran derrotado’, anota
el analista.
Apunta que desde
1988, el PRI ha visto perder su hegemonía y control político, y la pérdida del
año 2000 le representó la búsqueda de una nueva identidad, de reorganizarse y
aprender a ser un partido fuera del poder sin la guía de la figura presidencial
y el control de la administración pública federal. La salida de Los Pinos no significó su irrelevancia,
porque seguía siendo el partido más organizado e institucionalizado del sistema
político mexicano. “Aún derrotado, la votación del PRI era importante”, acota.
“En contraparte,
el fin del sexenio de Peña Nieto y el lejano tercer lugar obtenido en los
comicios de 2018 presentan un escenario radicalmente diferente, con un PRI
desdibujado, debilitado y con la posibilidad tangible de estar al borde del
colapso”, sostiene Espinosa Herrera.
El economista político, candidato a doctor en ciencia política
por la Universidad de Oxford, plantea: “¿Cuáles son los retos,
perspectivas y posibles consecuencias que enfrenta un partido debilitado? En
primer lugar, el PRI enfrenta un futuro difícil y sombrío... Las élites que
gobiernan al PRI serán las principales responsables de que el partido reviva o
caiga en la irrelevancia…”.
El PRI –anota– necesita ser competitivo y ello involucra
atraer nuevo talento y generar cuadros, ofreciéndoles oportunidades reales de carrera
política en base a la capacidad y no al compadrazgo.
El otro paso es reconquistar al electorado, lo cual solo logrará con resultados
ejemplares en la administración pública.
Para desgracia del PRI el escenario es ‘poco menos que
adverso’ con una feroz competencia en todos los frentes, con varios retadores y
un partido emergente, Morena, que busca afianzarse y amasar tanto poder como
pueda”, subraya.
Señala que si bien la ‘desaparición del PRI’ dejaría
un vacío político difícil de llenar, la labor que tiene ante sí requerirá implementar
acciones a las cuales está ‘poco acostumbrado’: inclusión, apertura, innovación
y democracia.
“A pesar de ser un partido ligado al autoritarismo, la
posibilidad de un colapso e irrelevancia del PRI representaría un riesgo y
fuente de inestabilidad para una democracia aún joven y en transición como la
mexicana”, advierte Espinosa.
La elección para la
renovación de la dirigencia nacional será el 11 de agosto. ¿Logrará la
convocatoria mover a una militancia
harta de políticas cupulares y de simulaciones? ¿Demostrará el PRI que aún
tiene un sólido voto duro, pese
a que todo mundo dice que emigró a otras fuerzas, sobre todo a Morena?
A la historia priista todavía le
quedan muchas páginas por escribir. Este proceso será apenas un capítulo más
del que los tricolores pueden salir
fortalecidos o más débiles y fracturados.
AL GRANO
HAY
PERSPECTIVAS grandes y alentadoras de inversiones en Tabasco para 2019… Según Mayra Jacobo Priego, secretaria para el Desarrollo Económico y la Competitividad, aterrizarán capitales por más de mil 200
millones de dólares al cierre de 2019. Ya van 302 millones y no es ‘espejismo’
por su vinculación al petrolero, resalta la funcionaria… Esperemos…
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