Fernando
Hernández Gómez
¿CUÁLES SON ESAS realizaciones
con las que se hará sentir el cambio
verdadero en la vida de los tabasqueños, luego de un ‘sexenio perdido’?
¿Qué beneficios pueden esperarse
de lo que se ve como un ambicioso menú
de reformas legislativas que convinieron el Ejecutivo estatal y las cúpulas
partidistas, si nadie o muy pocos saben con qué se come y para qué
sirve el llamado Pacto por Tabasco?
¿Cómo hacerle ver y sentir a la
ciudadanía que su gobierno va por el rumbo correcto, que es falso que
está entrampado en un desgastante y
complejo proceso legal y mediático para llamar
a cuentas a los ex funcionarios que en el régimen anterior saquearon el
erario?
ESAS Y OTRAS preguntas flotan en
el ambiente y atrapan las conversaciones de los tabasqueños, salpicadas de
rumores y especulaciones. Esto permea en el ánimo de la gente y se queda allí
como agua estancada, podrida, porque algo está fallando…
A lo mejor la Procuraduría va en
la ruta correcta para llevar a la cárcel a los saqueadores, pero lo que se
ve, no convence. A lo mejor hay
un gobierno en marcha, pero nadie se da cuenta.
A lo mejor se escucha y atiende a
un pueblo con exigencias sin fin, pero nadie se entera. Y a lo mejor pasan
muchas cosas buenas en este Tabasco atribulado de problemas, pero…
¿QUÉ ES LO que falla?
Falla la comunicación
gobierno-sociedad.
El teléfono del ciudadano para ser escuchado, para ser atendido y
tomado en cuenta –que son invariablemente los medios de comunicación–, se quedó
sin saldo.
El don de comunicar está ausente
cuando, casualmente, es una comunicadora
la responsable de esa tarea.
Su falta de experiencia se
refleja en la ausencia de estrategia.
Se prometió transparencia y la
creación de una instancia ciudadana reguladora de la asignación de la
publicidad oficial, pero ni lo uno ni lo otro vemos.
Y en la espera, ya se gasta el
dinero de los tabasqueños de una forma que no es pareja con todos los medios
serios, profesionales de la entidad, y surgen evidencias que la mayor cuantía
de ese gasto se hace, sin escatimar, en medios nacionales.
NO
SE SABE cuál es la ‘utilidad pública’ en la publicidad contratada por el
gobierno del Estado, pues se hace con criterios de exclusión, en la opacidad y
sin considerar los niveles de cobertura o circulación de los medios.
Desde hacía mucho tiempo a la prensa
local no la desdeñaban en el trato, ni le regateaban la información como se
hace ahora en los tiempos de la
alternancia.
Y es que mientras aquí a los
reporteros no les permiten formular preguntas en las ruedas de prensa, a los
medios de la capital del país les conceden entrevistas exclusivas. Ese ninguneo
es ofensivo para los periodistas.
La responsable de la Comunicación
Social–que hoy se da aires de puritana–
no se anduvo por las ramas para catalogar de corrupta a toda la prensa tabasqueña.
¡Ah!, pero dijo a los periodistas y empresarios del ramo: “Nos necesitamos y
debemos convivir”.
Dolores
Gutiérrez ya perdió
el piso, y la popularidad de su jefe se desploma, pero sería más lamentable
que con su soberbia y cerrazón dañe la imagen de estadista, de hombre
inteligente y político hábil que le reconocen propios y extraños a Arturo Núñez, y es que en vez de componer descompone, en vez de comunicar,
desinforma. ¡Buen día!
- ooo0ooo -
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