Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
Desde que se recuerde, los planes de austeridad y
la simulación han sido la misma cosa: artimañas de gobernantes para engañar al
pueblo en tiempo de escasez financiera; se llegó incluso a extremos de despedir
personal y castigar salarios de empleados, por un lado, y por otro, los altos mandos
siguieron dilapidando el dinero público y gozando de privilegios.
No hay que ir muy lejos, ni remontarse a épocas muy
remotas para ilustrar lo que es la falsa austeridad: aquí en Tabasco –donde las
crisis económica y de inseguridad, junto a contingencias provocadas por
fenómenos meteorológicos, se han ensañado
con sus habitantes– se han anunciado los dos últimos sexenios supuestas
políticas de estrechez en el gasto público, que no han sido más que disfraces para
saquear el erario.
No se olvida la reingeniería
administrativa del granierato,
que puso de patitas en la calle a
cientos de burócratas que no tuvieron la fortuna de ser allegados al gobernante
o a sus cercanos colaboradores; los que se quedaron, debieron padecer la
vejatoria degradación de categorías y la consecuente reducción de sus
percepciones. En contrapartida, los miembros del gabinete siguieron gozando de
insultantes ingresos, como documentaron en su momento las incipientes redes
sociales.
Tampoco se han borrado de la memoria colectiva los recortes recurrentes, año con año,
durante el nuñismo cuando se presumió
una política de ahorro y racionalidad, pero en los hechos se dilapidaron
recursos públicos en renta de lotes de autos nuevos, de edificios que no se
usaron, en campañas de difusión los primeros cuatro años que nunca levantaron
del sótano la imagen del gobernante, en el financiamiento de películas que
nadie vio, en la compra de un ‘dron’
de 20 millones de pesos que nadie sabe para qué sirve, y hasta en el regalo de 30 millones a la inmoral
directiva de los ganaderos del estado.
Los ciudadanos quieren creer que con el arribo de
la cuarta transformación que encabeza
el Presidente Andrés Manuel López
Obrador en el país, las prácticas deshonestas, la dilapidación del
presupuesto y la simulación en el servicio público formarán parte del pasado,
que serán un expediente pernicioso
que, llegado el momento, habrá de revisarse y sancionarse.
El mandatario nacional ha insistido en que gobernará
con austeridad republicana, sin
derroches y sin que ningún funcionario tenga ingresos más allá de la justa medianía. Desde septiembre de
2018, la bancada de Morena presentó en el Congreso de la Unión la iniciativa de
Ley de Austeridad Republicana, la
cual fue aprobada en la Cámara de Diputados el 30 de abril último. En este
momento, la pelota está en manos del
Senado.
En Tabasco, el gobierno
estatal dio a conocer el 23 de enero los lineamientos
de austeridad para maximizar la rentabilidad social del Presupuesto
de Egresos 2019 en la entidad, que incluyen suprimir las oficinas de comunicación social,
y que el gobernador no hará uso de vehículos oficiales, dotación de combustible,
líneas telefónicas móviles, ni aeronaves rentadas con cargo al erario.
Se estableció que los vehículos
oficiales serán asignados sólo a funcionarios de nivel secretario hasta director,
y que ningún titular podrá utilizar autos de lujo con cargo al
erario. Nadie podrá usar las unidades los fines de semana, “con excepción de
aquellos por necesidades del servicio”.
Además, el gobierno estatal ha puesto
en venta el Lear Jet adquirido en
1978, en el régimen de Leandro Rovirosa
Wade, que dejó de utilizarse desde los tiempos del gobernador Roberto Madrazo Pintado, y anunció que
dejará de arrendar el hangar en el aeropuerto de Villahermosa.
El solo hecho que el gobernador Adán Augusto López Hernández deje de
viajar fuera de Tabasco en un jet
rentado, implica un enorme ahorro para Tabasco.
A cuatro meses que se anunciaron los lineamientos de
austeridad, hay grandes resultados. A la fecha se han
ahorrado cerca 428 millones de pesos, los cuales se destinarán a la realización
de obras de infraestructura como “el tan anhelado distribuidor vial del Guayabal”, en un zona de la capital en
que confluyen el tránsito citadino y de unidades pesadas.
Las medidas de austeridad no sólo deben dirigirse a
paliar los efectos de una insuficiencia presupuestal, sino también para
eliminar gastos superfluos que permitan a un ente público disponer de recursos
adicionales, para reorientarlos a resolver urgencias, como la carencia de
medicamentos y de equipos en hospitales de alta especialidad, o para emprender
acciones necesarias para el desarrollo y para las cuales no alcanza el dinero
presupuestado, como sucederá –en un hecho inédito– con el distribuidor vial Guayabal que se hará con ahorros… en tan
solo cuatro-cinco meses de gestión gubernamental.
AL GRANO
APENAS
SE SUPO de la renuncia de Germán
Martínez a la Dirección General del IMSS y luego luego comenzaron a surgir ‘sucesores’… Que si Humberto Mayans Canabal; no él no, será
su hermano Fernando Mayans, dijeron
algunos… Que César Raúl Ojeda Zubieta,
anotaron otros… Que Antonio Medina
Reynés, quieren otros… ¿Tan seguros que será tabasqueño?
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