Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
Satisfacer pliegos de demandas laborales cada vez
más ambiciosos del Sindicato Único de Trabajadores del Servicio del Estado de
Tabasco (SUTSET) llevó a administraciones estatales y municipales a comprometer
hasta lo que no iban a cumplir, y cuando no les alcanzaban los presupuestos,
concedieron más tiempo de vacaciones –hasta inventaron las extraordinarias–, días económicos y uno al mes para acudir
al médico (aparte de las incapacidades), pases
de salida y un día mensual para la asamblea sindical.
La jornada laboral se redujo a siete horas. Además,
los sindicalizados gozan de dos periodos vacacionales formales de 10 días
hábiles al año, con sus respectivos sábados y domingo; descansos en días
hábiles como marca la ley, por cumpleaños,
por día de la madre y día del padre…
Y cuando no puede subírsele al salario, se han
incrementado los montos de las prestaciones: vales de despensa; canasta alimenticia;
bonos de puntualidad, de asistencia y de productividad;
estímulo al desempeño; bonos del día de
la madre y día del padre; ayuda
para renta; bonos de útiles escolares y navideño, y la madre de todas las prestaciones: el aguinaldo, que en el caso de
los empleados estatales equivale a 85 días de salario, y varía en los
municipios, pero en la capital tabasqueña es envidiable, pues representa 93
días.
La liga
se ha estado estirando tanto, que hoy
ya no hay dinero que alcance para compensar las exigencias sindicales. O dicho
de otra forma: hay presupuestos que se van casi por completo al pago de la
nómina, el famoso gasto corriente. Y todo
eso deben sostenerlo los gobiernos en funciones, aunque sean gastos excesivos o
nos les alcance el dinero; además, deben conceder su propio aumento salarial y
otorgar su añadidura a los bonos, vales y demás estímulos.
La negociación salarial 2019 entre gobierno estatal
y SUTSET no dejó satisfechos a muchos sindicalizados, pues el aumento fue de
apenas 3.2 por ciento –uno de los bajos que se recuerde–, y trajo un complemento
que favorece a los que menos ganan (sueldo acumulado máximo de 100 mil pesos al
año), de tres por ciento adicional; o sea que quienes cobran cuatro mil 166
pesos o menos quincenalmente, recibirán un aumento de 6.2 puntos porcentuales.
En el municipio de Centro se replicó este acuerdo por
parte del ayuntamiento y la sección 01 del SUTSET. No hay información del resto
de los municipios. Será interesante se dé a conocer cuántos o qué porcentaje de
trabajadores sindicalizados se benefician con el incremento de 6.2 por ciento,
y que se precise si alcanzará a los empleados de confianza que tienen bajos
ingresos, puesto que su ajuste salarial va de
la mano del que reciben los sindicalizados.
¿Por qué este incremento salarial tan bajo? ¿No
había condiciones financieras en el estado para conceder un aumento mayor? ¿Qué
pasó? Las interrogantes las respondió el secretario de
Gobierno, Marcos Rosendo Medina
Filigrana. Dio este razonamiento: “A diferencia de administraciones pasadas,
nosotros queremos ser responsables. ¿Para qué les autorizan un aumento
importante, si en diciembre no van a tener para pagar sueldos y aguinaldos? Mejor
seamos prudentes, inteligentes y racionales; hagamos un incremento que sí
podamos pagarlo y que el trabajador en diciembre pueda percibir su salario de
fin de año como lo merece, porque ya lo devengó durante el año”. Y remató: “¿Para
qué se le hace un incremento superficial e irracional que al fin de año no se
pueda cubrir? Es una burla al trabajador”. (Telerreportaje, 25Jul.2019)
Dos de los monstruos administrativos de Tabasco –el
gobierno estatal, que cuenta con casi 30 mil sindicalizados, en tanto el
ayuntamiento capitalino, tiene unos cuatro mil– ya libraron la negociación
salarial. Quizá los empleados que ganan poco consideren pírrico el aumento a su salario, pero deberá hacerse conciencia que
hay escasez en las arcas de Tabasco, que los recursos deben ejercerse con
racionalidad e inteligencia, como apunta el responsable de la política, para
que alcancen para todos y para que haya viabilidad financiera.
Queda por definir el incremento salarial del Congreso
local. ¿Cuánto acordará la Junta de Coordinación Política con los tres
sindicatos a los que pertenecen sus 172 empleados? Lo bueno que son pocos,
porque exigen seis por ciento.
Y hay varias asignaturas
pendientes en la relación gobierno-sindicatos: el adelgazamiento de la burocracia, que temprano o tarde tocará a los
empleados sindicalizados; la reducción de conquistas
sindicales que algunas rayan en concesiones
graciosas; las edades para jubilación, y un programa de retiro voluntario. Son temas en los que
hay que ir pensando cómo atenderlos.
AL GRANO
LO
QUE SON las cosas: antes era raro hablar de la ‘caída del sistema’ (sólo ocurría en elecciones), pero ahora que las
tecnologías han avanzado a niveles que no hace mucho eran inimaginables, habrá
que irnos acostumbrando…
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