Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
Parece que ya es moda en este México que
las transmisiones de mandos en los gobiernos de las entidades federativas se
caractericen porque los gobernadores que terminan su gestión no acuden a entregar
la estafeta al sucesor, y que los mandatarios entrantes acusen que se
encuentran con un estado devastado: desorden administrativo, deudas impagables,
saqueo del erario y condiciones prácticamente de ingobernabilidad.
Los mandatarios que recién protestaron a
sus cargos, exhibieron los malos manejos, la falta de transparencia, las
corruptelas, los negocios al amparo del poder de sus antecesores. Denunciaron
que recibieron estados en ruinas. Así
ocurrió durante la transmisión de poderes en Quintana Roo, el 25 de septiembre;
en Chihuahua, el 4 de octubre; en Oaxaca y en Veracruz, ayer. Así fue en
Tabasco el 31 de diciembre de 2012.
Desde el
Congreso veracruzano, el nuevo gobernador Miguel
Ángel Yunes Linares aseguró que las arcas públicas del estado están
vacías de recursos, pero llenas de cuentas por pagar.
“El mal que
azotó a Veracruz se llama corrupción”, sentenció Yunes. Aseguró que un grupo
delincuencial se adueñó del gobierno
anterior, el cual permitió que las vidas de millones de personas fueran
lastimadas.
“(Javier) Duarte y su banda continuaron
sin ningún escrúpulo”, acusó. Y manifestó: “Todo el pueblo reclama justicia… a
ese pueblo responderé haciendo justicia”.
Horas antes de protestar como gobernador
oaxaqueño, Alejandro Murat Hinojosa,
declaró que su gobierno recibe un
estado colapsado económicamente, y socialmente en condición de desastre.
Lo
detalló así: “La grave situación del sector salud, de la seguridad pública, los
transportistas; los conflictos universitarios, los de límites territoriales y
la extendida ineficacia en la ejecución de las acciones de gobierno tiene al
estado en situación de desastre”.
Lo que
describieron la víspera estos dos gobernadores no dista mucho del retrato de Tabasco a finales del 2012:
Recordamos
lo que expresó Arturo Núñez Jiménez
al rendir protesta como mandatario tabasqueño, un 31 de diciembre hace casi
cuatro años:
“Inicio la tarea de gobernar Tabasco en
una situación que no he dudado en caracterizar como zona de desastre. Por muy distintas causas la política, la economía
y la sociedad tabasqueñas requieren de cirugía
mayor, tanto para poner al día el
reloj del desarrollo político estatal, como para recuperar la senda perdida
del desarrollo económico y rehacer el tejido social, que en conjunto, de seguir
las cosas como van, amenazan nuestra viabilidad como entidad federativa libre y
soberana”.
El tema lo abordamos porque lo que ha
caracterizado el cierre de sexenio en
cualquier estado en esta segunda década del siglo, ha sido el endeudamiento bárbaro, el desorden administrativo y la
corrupción perpetrados por los gobernadores salientes.
Esto –la corrupción e ineficiencia
gubernamental– es lo que ha motivado que los ciudadanos opten por la
alternancia, en lugar de las ofertas políticas de los candidatos a gobernarlos.
Por eso el PRI perdió Tabasco en 2012. Y
también le entregó al PAN-PRD en 2016 los gobiernos de Chihuahua, Veracruz y
Quintana Roo. Por eso PAN-PRD sucumbió en su debut en el gobierno oaxaqueño ante un PRI que regresa… con el hijo
de un ex gobernador tachado de corrupto.
El primer gobierno perredista de Tabasco
tendrá su examen final en el 2018. Por
las cuentas que está mostrando Arturo
Núñez al cumplir cuatro años en el poder, se vislumbra que temas como
endeudamiento, desorden financiero y deshonestidad en el manejo del erario, no
influirán para que el partido del sol
azteca reciba una calificación
reprobatoria en las urnas.
A cuatro años de recibir el gobierno
estatal con un conjunto de crisis en todos los órdenes, “el
saldo neto de estas situaciones es que detuvimos un deterioro mayor para
Tabasco”, declaró Núñez Jiménez a Rumbo Nuevo en víspera de su IV Informe. Y subrayó: “Me propongo mantener la disciplina financiera”.
Si lo logra,
entregará un Tabasco sin convulsiones…
Y probablemente a un perredista.
AL GRANO
EN SU COMPARECENCIA ante el Congreso
local para la glosa del IV Informe, el
secretario de Finanzas, Amet Ramos Troconis,
refrendó que se mantiene la viabilidad financiera del gobierno nuñista… Aseguró que se ha hecho un uso
eficiente de los recursos públicos, aplicando mecanismos y estrategias que
permitan el saneamiento de las finanzas públicas, la estabilidad y
fortalecimiento económico.
CIRCULA EN REDES sociales la
grabación en video de un fragmento (32 segundos) del programa Tercer Grado, del 23 de mayo de 2012, en
que se entrevista al Presidente Enrique
Peña Nieto… Se ve y se escucha al mandatario de la Nación decir: “Pongo,
para acreditar esto… pongo nombres… tu observas (le dice a Denise Maerker) a todos los gobernadores de la gran mayoría de las
entidades, son jóvenes, actores de la nueva generación política: el gobernador
de Quintana Roo, Beto Borge; el gobernador de Veracruz, Javier Duarte; César Duarte,
gobernador de Chihuahua; el gobernador de Campeche… todos son parte de una
generación nueva, que ha sido parte de este proceso de renovación del partido”…
Por lo visto a Peña Nieto y al PRI ya sólo les queda Alejandro Moreno Cárdenas… ¿Saldrá
Alito por la puerta grande o por la puerta
trasera allá en Campeche?
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