Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
La mega-derrota electoral sufrida por el
PRI en siete de las 12 entidades que renovaron gubernaturas el 5 de junio no
sólo le pegó al dirigente nacional priista Manlio
Fabio Beltrones Rivera –vaticinaba que su partido ganaría al menos en nueve
estados– y a quien despacha en Los Pinos,
pues con los resultados del domingo peligra su deseo de entregarle la banda tricolor a otro priista, sino
también al priismo de estados como Tabasco que esperan recuperar en 2018 el
predominio que les fue arrebatado por sus opositores.
De las cuentas alegres que hacía con resultados de las encuestas previas y
aún con sondeos de la intención del voto, recogidos fuera de las casillas el
día de la votación, Beltrones Rivera pasó a buscar argumentos para tratar de
explicar las causas de esta estrepitosa derrota que vuelve a colocar al PAN en
la ruta de establecerse por tercera ocasión en Los Pinos.
Las elecciones estatales del 5 de junio “nos
dejan victorias, reveses y lecciones”, arguyó el sonorense, aún sorprendido que
en estas contiendas “nos ganaron con priistas”.
Habrá más lecturas para explicar lo que
pasó en estos comicios, sobre todo aquellas que Manlio Fabio Beltrones se
resiste a reconocer, como el hartazgo ciudadano por la corrupción e impunidad
que campean en el régimen de Enrique
Peña Nieto y en los estados donde los votantes despreciaron al PRI para que
los siguiera gobernando.
Ese hartazgo que se hizo patente sobre
todo en Veracruz, Quintana Roo y Tamaulipas, fue el mismo que se manifestó aquí
en 2012 para echar al PRI de la Quinta
Grijalva.
Peña Nieto tiene muchas cosas que
cambiar si de verdad quiere heredarle a otro priista la Presidencia de México.
No es sólo quitar a Beltrones de Insurgentes
Norte.
Los priistas tabasqueños tienen muchas
cosas que remediar si en serio desean recuperar la Quinta Grijalva. No es sólo pensar que sacando de 16 de Septiembre a Miguel Ángel Valdivia de Dios se van a componer las cosas y se pondrá
fin a la descomposición y división internas.
Ellos –los priistas que están en puestos
jerárquicos o que son cabeza de grupo– lo saben bien. Lo advirtió ayer con
claridad la segunda al mando del PRI estatal, Gloria Herrera de la Cerna: “si se
siguen priorizando los intereses personales y de grupo no habrá nada qué hacer
en el 2018”.
Y agregó: “la
sociedad ya nos dio una sacudida por no saber hacer bien las cosas, eso
hay que reflexionarlo y analizarlo muy bien; o cambiamos y construimos entre
todos un partido competitivo y activo, o quienes aspiren a cargos de elección
popular sólo llegarán a ser candidatos, nada más”.
Nada más.
Ahora que se habla
con insistencia de renovar, ¡otra vez!, la presidencia de su partido en
Tabasco, los priistas que habrán de tomar la decisión en sus órganos de mando
deberán sopesar si ponen al frente del tricolor a un cuadro identificado con
alguno de los grupos que buscan la candidatura al gobierno estatal, o le refrendan
su confianza a quien entró al relevo como interino en un momento
complicadísimo, cuando todo estaba puesto para perder la elección
extraordinaria en el municipio de Centro.
Está en las manos de
los consejeros políticos de este instituto político determinar a dónde quieren
llegar. Y antes de optar por quien parezca ofrecerles más, deben entender que ellos –los integrantes del CPE– ya se han equivocado
mucho, han tomado decisiones para perder elecciones.
Valdivia de Dios acudió la víspera a
la capital del país. Fue por dos cosas: por línea
para dar a conocer la convocatoria aprobada por el CEN para elegir al
presidente sustituto (es seguro que se hará pública hasta julio) y por la bendición del aún jerarca nacional para
buscar continuar al frente del partido lo que resta de 2016 y todo el 2017.
¿Harán bien las cosas los priistas, o
querrán otra ‘sacudida’ en 2018?
AL
GRANO
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