Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
Habrá quienes piensen que Jesús Alí de la Torre sólo traicionó a su maestro, a quien lo puso tras de sí en una escuela de alta política
como es la Secretaría de Gobernación (Segob) a nivel central.
A ello hizo referencia –el miércoles 1°, en Telerreportaje– el secretario de
Gobierno, Gustavo Rosario Torres al recordar
que cuando Arturo Núñez Jiménez fue subsecretario
de Gobierno de Segob, Jesús Alí y José
Antonio de la Vega formaron parte de un grupo de jóvenes tabasqueños a los
que el hoy gobernador impulsó “para que entraran a la política de lleno”.
Al cuestionar la forma visceral con que Alí
de la Torre ataca hoy a Núñez Jiménez, el responsable de la política interna en
la entidad manifestó que el ex alcalde de Centro y ex candidato a gobernador “no
conoce una palabra que se llama gratitud”.
El currículum de Jesús Alí está plagado de historias
de deslealtades, de actitudes mezquinas de quien privilegia su interés personal
por encima de cualquier otra cosa, incluida su propia palabra.
Me dicen que, por lo menos, hay otros cinco personajes
vinculados a la política y con los que Alí de la Torre tuvo una relación de
aprecio y camaradería, que pueden dar testimonio de su deslealtad e ingratitud.
¿Quiénes son? Leamos:
Humberto
Mayans Canabal, quien
lo perfiló para la candidatura a alcalde de la capital tabasqueña con el compromiso
que desde el palacio de Tabasco 2000 iba a trabajar por la aspiración del
entonces secretario de Gobierno para que sucediera a su compadre Andrés Granier Melo.
Ali hizo a un lado su pacto con el hoy senador priista, y caminó por el estado y dilapidó carretadas
de dinero del ayuntamiento de Centro para promocionarse él como aspirante a la
gubernatura.
Benito
Neme Sastré, quien
habría influido para que su compadre,
el abanderado presidencial Enrique Peña
Nieto se inclinara por él para la
candidatura priista al gobierno de Tabasco en 2012, pese a que no era puntero en las encuestas de preferencias
electorales.
Alí fue designado candidato a gobernador por un
cupulazo del CEN del PRI y ya en campaña hizo a un lado a los recomendados del ahora titular de
Capufe: Guillermo Narváez Osorio, Hernán Barrueta García y Same Yabur Elías.
Andrés Granier Melo, quien le dio recursos
suficientes para su costosísima campaña, propaganda, activismo y representación
electoral.
Alí iba a cuidar
las espaldas del Químico cuando
lo reemplazara como inquilino de la Quinta
Grijalva, pero gran parte de ese dinero público –que sí se le entregó– no se invirtió en la campaña, y a la hora de
la hora ni los representantes de casilla alcanzaron su torta y refresco el día de aquella histórica jornada electoral en
que al PRI le arrebataron el poder en Tabasco.
Enrique Peña Nieto, quien dio su brazo a torcer para que Benito Neme se saliera con la suya y convirtiera Chucho Alí en flamante candidato a
gobernador, recibió como pago que
éste se desentendiera de promocionar su candidatura presidencial en Tabasco.
Al final, Andrés
Manuel López Obrador volvió a llevarse carro
completo en aquellas fatídicas –para el PRI– elecciones del 2012, y Ali no
sólo no hizo nada para evitar la debacle
de Peña Nieto en la entidad, sino que él mismo fue arrollado por su adversario perredista, a grado tal que perdió en
Centro –el municipio del que había sido alcalde– la elección de gobernador.
Luis
Felipe Graham Zapata, candidato
a la alcaldía capitalina en 2012, con quien hizo un pacto de no agresión, que a la hora
de las urnas él y su equipo tiraron al cesto
de la basura, al pedir a los electores que sólo votaran por él. Nada más.
A Arturo Núñez lo traiciona una vez más, ya como
gobernador, pues pese a le que permitió a Alí maniobrar para que metiera a su
gente en delegaciones federal, no vetó
a nadie, ni al de Sedesol (José
Rubén Fernández) que sigue
ahí, el ex alcalde le paga hoy
atacándolo con saña. (Si quiere conocer detalles, entre al portal de www.xevt.com
y escuche Por la libre del 1° de
marzo).
Ali está solo. De su equipo original del ayuntamiento y de su fracasada campaña por la
gubernatura no lo siguió nadie a su aventura de independiente: Adrián
Hernández Balboa permaneció en el PRI y va, sin él, por la candidatura a
alcalde capitalino; Mario Llergo Latournerie
se fue, solo, a Morena, y dicen que hasta su ex vocero lo bloqueó en su celular.
Triste papel. Tuvo todo y lo perdió por sus
ingratitudes y deslealtades. ¿Lo recibirían en Morena? A lo mejor, cumple
el perfil, trae el estigma…
AL GRANO
¿Y EL PRI? ¿Qué pasó con la convocatoria? Se asuma para dirigirlo Luis Rodrigo Marín Figueroa, ex
diputado local y actual líder de la CNOP. ¿Cómo ve?
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