Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
La renuncia de Jesús Alí de la Torre a su militancia priista era previsible. Roto
su vínculo afectivo con su principal impulsor: Benito Neme Sastré, director general de Capufe y compadre del Presidente Enrique Peña Nieto, y rechazado por los
grupos políticos comandados por ex gobernadores, al ex candidato a la Quinta Grijalva se le cerraron todas las puertas en los centros de
decisión del gobierno federal y en la cúpula nacional del PRI, y no le quedó
otra que construir su propia plataforma
de lanzamiento.
De hecho, desde hace meses se sabía que
exploraba la posibilidad de promoverse como candidato
independiente a la gubernatura o incorporarse, con la estructura que posee
en todo el estado, al PVEM de Federico
Madrazo Rojas, un tanto como hizo Evaristo
Hernández Cruz, al irse a Morena tras romper su pertenencia al tricolor.
No puede decirse que su salida le cauce al
tricolor un daño mayor al que le han
provocado a este partido en los últimos años tantas imposiciones y decisiones
equivocadas, a espaldas y aún contra la voluntad de su militancia, como lo fue
en su momento su designación como candidato a gobernador.
Su carta-renuncia dirigida al dirigente estatal del PRI, Miguel Ángel Valdivia de Dios y el
mensaje video-grabado que se difundió ayer en redes sociales, no son otra cosa que un repertorio de contradicciones de lo que ha sido su carrera
política.
Tras remarcar que se desprendió “de
los partidos políticos” y autoproclamándose como opción ciudadana,
independiente, expuso que si los ciudadanos se unen “es posible darle en la torre a los intereses
políticos que tienen hundido a nuestro estado”.
Lo dijo como si todas las posiciones
políticas y cargos públicos ocupados no fueran precisamente eso: fruto de los intereses políticos que tienen hundido a
nuestro estado.
Del comunicado
con que el tricolor reaccionó a su dimisión sólo vale rescatar este párrafo de
61 palabras: “Jesús Alí de la Torre fue un cuadro al que se le brindaron oportunidades
de privilegio: fue dirigente estatal de la CNOP, presidente de la Fundación
Colosio AC, diputado local y federal, así como presidente municipal en Centro,
además de consejero político municipal, estatal, nacional, y en el 2012
abanderó la candidatura al gobierno del estado de Tabasco por el PRI”.
Fue Alí de la Torre un priista que
gozó de muchos más privilegios que los que merecía realmente, y de muchas más preferencias
que las que se han dado en ese partido a cuadros con más merecimientos y
trayectoria a los que se negado o regateado
la oportunidad de ascender y crecer políticamente.
Luego que se conoció su renuncia al PRI,
de inmediato comenzó a circular en redes un fragmento del discurso que
pronunció aquí, el 8 de octubre, su dirigente nacional Enrique Ochoa Reza ante la clase política de ese partido:
“Todos los grupos priistas de Tabasco
tienen espacio y tienen responsabilidad en esta nueva etapa. Pero aquellos
individuos que alejados de la idea de trabajar en equipo; aquellas personas que
lejos de sumarnos nos afectan por su mala reputación y mala conducta; aquellos
individuos que hacen del chantaje su divisa política, que lo oigan fuerte, que
lo oigan claro: se van del partido”.
Se asegura que el destinatario de esa
arenga no era otro que Chucho Alí,
quien no acudió al evento en el auditorio de la Sección 44 del gremio
petrolero. ¿Será que le quedaron como
anillo al dedo esas palabras de Ochoa Reza?
En la ruta hacia la contienda por la
gubernatura del 2018, a Alí no se le ven, hoy, mayores posibilidades de éxito
que las que tuvo en el 2012, cuando le tocó ser, por primera vez en 80 años, el
priista que perdió la plaza Tabasco.
No sabemos qué pueda presumir como logros o legado de su paso por cargos públicos, sobre todo como alcalde
capitalino, gestión que dejó trunca por irse de candidato a gobernador.
¿Qué dirá cuando vaya a pedir el voto…
que él edificó el Musevi, que la
reconstrucción de Plaza de Armas apenas
y aguantó la entrega, que heredó a los villahermosinos una deuda
bancaria millonaria, o que sus principales colaboradores fueron inhabilitados
para ejercer cargos públicos precisamente por el mal manejo de ese crédito?
Habrá que ver para creer de qué es capaz Jesús Alí. Corroboraremos los
siguientes meses, si de verdad, posee una sólida estructura apta para colocarlo
en posibilidad de ganar la elección de gobernador en 2018, y veremos, también,
quiénes de los que fueron sus operadores y hombres
de confianza en aquella infructuosa aventura del 2012 se suben a su nuevo barco, el que dará en la torre a todo lo que quiera cerrarle el paso en su navegación hacia la Quinta Grijalva.
AL GRANO
El gobernador Arturo Núñez Jiménez confirmó lo que ayer le comentábamos en este
espacio, que David Gustavo Rodríguez Rosario, Pedro
Jiménez León y Óscar Cantón Zetina, ya hablaron con él de su
interés por buscar la candidatura al gobierno estatal en 2018 por el PRD… “Hay un cuarto, pero ya no está conmigo y va a
hacer su anuncio en su tiempo”,
adelantó… ¿Será acaso un ex secretario de Gobierno? ¿O ex titular de SCT?
No hay comentarios:
Publicar un comentario