Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
No puede decirse que, con la visita de
su dirigente nacional, Enrique Ochoa
Reza el sábado 8, el PRI Tabasco comenzó una nueva etapa en preparación a
los procesos electorales del 2018 y a recuperar el edén perdido.
El ex director de la CFE vino, habló,
marcó algunas líneas, ofreció que
antes de un mes la entidad tendrá por fin un delegado del CEN… y se fue. Tras
su partida, todo siguió igual.
Nada de lo que dijo aludió a la forma y plazos
en que se renovarán estructuras, desde el comité estatal que ostenta una
presidencia a la que –por negligencia del CEN– se le venció el periodo
estatutario, hasta las dirigencias municipales.
El priismo tabasqueño anda muy mal, y no
porque muchos cuadros que en el pasado fueron favorecidos con candidaturas, se
quitaron la camiseta tricolor y ya
traían puesta la de otro partido debajo, sino porque ha dejado de ser una opción confiable de participación
política y de gobierno para los tabasqueños.
En término de cargos públicos, de
representatividad –pese a defecciones de un par de legisladoras locales– el PRI
es la segunda fuerza política en la entidad. Hablando de preferencias
ciudadanas, se le ubica en la tercera posición.
El diagnóstico que le presentó el dirigente
interino Miguel Ángel Valdivia a su
presidente nacional no está alejado de la realidad.
Expuso que la suma de todos los males –improvisación, simulación e imposición– “colapsaron
todos nuestros acuerdos internos y estructuras partidarias en la elección de
2015, y con ello, provocaron una gran migración hacia otros partidos, el voto de castigo y los malos resultados
electorales”.
Lo describió también con números: “En
los últimos seis años, que abarcan las elecciones del 2012 y 2015, de 91
procesos perdimos 72, el 80 por ciento del total; sólo se ganaron 19”.
Agregó Valdivia: “Hoy sólo gobernamos a
384 mil habitantes, de dos millones 284 mil, el 16.5 por ciento de la
población, con cuatro ayuntamientos de 17… esa es nuestra realidad”.
Tan
mal anda el PRI, que “la última jornada ganadora que tuvimos fue la del 2009”, recordó
su dirigente estatal.
–¿Reconoce esta crisis que se está viviendo al
interior del PRI aquí en Tabasco? –se le inquirió a Enrique
Ochoa.
“Absolutamente –respondió–, estamos a favor de
una renovación del PRI en Tabasco, a favor que el CEN nombre en no más de 30
días a un nuevo delegado que tenga como propósito abrir el diálogo a todos los
grupos, a la pluralidad política priista en Tabasco, para iniciar un proceso de
reestructura y fortalecimiento, con miras a recuperar el poder en el 2018 en el
estado”.
La promesa que dejó el presidente
nacional priista es que ahora sí “actuaremos de manera responsable, abriremos
todos los espacios de diálogo, abriremos el partido a la sociedad, e
incorporaremos a mujeres, jóvenes y hombres de talento a la participación
política plena en Tabasco”.
En el auditorio de la Sección 44 del STPRM, el PRI congregó a su clase política… lo que queda de ella. Allí
estuvieron los ex gobernadores Roberto
Madrazo y Manuel Andrade, el
senador Humberto Mayans, sus tres
diputados federales: Liliana Madrigal,
José del Pilar Córdova y Georgina Trujillo –que acudió también
como secretaria adjunta del CEN–, la directora nacional de Conalep, Candita Gil Jiménez, un par de alcaldes
y hasta delegados federales que le zopilotean
a Valdivia.
Interesante, el llamado
que el jerarca del tricolor hizo a sus correligionarios para que “comencemos un
nuevo espacio de diálogo y de perdón”.
La unidad
política no se puede imponer, proviene del convencimiento, confianza, diálogo y
apertura, indicó Ochoa. Y subrayó:
“Los espacios de división que hay entre nosotros se deben de perdonar y dejar
en el olvido”.
Excluyó de ese ‘perdón’ a quienes “alejados de la idea de trabajar en equipo y de
sumarnos, nos afectan por su mala reputación y mala conducta”, y advirtió: “aquellos
que hacen del chantaje su divisa política, se van del partido”.
Veremos, cuando ya esté
aquí el nuevo delegado del CEN, qué tanta voluntad política existe para generar
condiciones que permitan reagrupar al priismo y establecer una dirigencia que
sea reconocida por todos, que pueda llevar adelante esta tarea sin que nadie le
regatee su disponibilidad a colaborar.
Pero si el nuevo delegado
trae línea para imponer un dirigente
por encima de lo que la militancia quiere y necesita, y si viene predispuesto a cargar los dados por algún o alguna aspirante a la candidatura al
gobierno, el PRI podrá irse despidiendo desde ahora a la posibilidad de
regresar a la Quinta Grijalva.
AL GRANO
SÍ QUE ANDA
de bravucón, de sacalepunta el jefe nacional priista. Desde aquí Enrique Ochoa
refrendó su retó a su contraparte de Morena: “a López Obrador le digo en su tierra, que lo invitamos a debatir, a
contrastar y que le aclare al pueblo de México por qué le mintió (con su declaración 3de3), y que deje de ser zacatón porque le ha temido al debate,
ha evitado la confrontación democrática, libre y plural que todo México reclama
y necesita”. ¿Será?
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