Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
Cuando se habla de despetrolizar la economía de Tabasco,
para que no vuelva a sucederle algo peor a la crisis actual por la caída de los
precios del petróleo una vez que se agoten los yacimientos de hidrocarburos, no
puedo imaginarme cómo lo vamos a lograr si, atraídos por los dividendos del oro negro, abandonamos todo lo que antes
del boom de los setenta-ochenta daba
vida, empleo y desarrollo al estado: agricultura de exportación, ganadería que
abastecía al Valle de México, pesca de altura y agroindustria pujante.
Ahora casi nos fascinan con la idea
que se van a detonar parques industriales en lo que será el corredor
Coatzacoalcos-Ciudad del Carmen, una vez que se establezca la Zona Económica Especial Tabasco-Campeche
que, con bombo y platillos, nos
anunció aquí el Presidente Enrique Peña
Nieto el 4 de mayo.
Escuchamos incrédulos discursos que
presumen que, ahora sí, se van a rescatar y generar agroindustrias aprovechando
un nuevo impulso a la producción de cacao, cocotero, palma de aceite, plátano,
madera y otros productos del agro, o que hay toda una estrategia para vender el
producto Tabasco a operadores
turísticos foráneos.
Veo lo que se plantea y reviso lo que
tenemos; más allá del enorme potencial de recursos naturales y humanos que
pregonamos, saltan una serie de preguntas: ¿Con qué dinero habremos de
diversificar la economía tabasqueña para no depender más del petróleo? ¿De
dónde lo obtendremos?
¿Podremos detonar una actividad
turística a partir de atractivos que no existen o que si los hay no cuentan con
la infraestructura de comunicaciones y servicios adecuada?
¿Cuánto tiene que no atraca en Dos
Bocas un crucero con paseantes a los que se les vendieron paquetes para conocer fincas cacaoteras, la zona
arqueológica de Comalcalco, la reserva de la biosfera Pantanos de Centla, el pueblo
mágico de Tapijulapa, y el
mundialmente conocido parque-museo La
Venta?
Con todo lo que presumimos que posee
el Edén mexicano de recursos
naturales, ¿seremos capaces de construir algún polo de desarrollo turístico
distinto o una ruta verdaderamente atractiva para paseantes nacionales y
extranjeros? ¿En qué archivero estarán arrumbados esos proyectos?
Seamos realistas: el Programa de Reactivación Económica y Desarrollo Productivo
para Campeche y Tabasco que anunció aquí Peña Nieto no es la panacea para
los males que trajo esta crisis petrolera que golpea a ambas entidades, y no
remediará nada si no se actúa con los pies en la tierra, si los actores
involucrados no hacen lo que les corresponde en sus ámbitos de competencia, si
no somos capaces de atraer inversiones productivas, y si no dejamos de mentirle
a la población.
A ver, ¿es posible hoy atraer visitantes e incrementar la ocupación hotelera con el
‘plan integral’ para impulsar el turismo en Tabasco, que dice tener sobre su
escritorio el secretario de Desarrollo Económico y Turismo, David Gustavo Rodríguez Rosario, el
cual contempla la promoción en Monterrey, Guadalajara, Ciudad de México, Mérida
y Tuxtla Gutiérrez? ¿Cuánto tiene en la bolsa el funcionario para gastar? ¿Qué
va a ofrecer a los turistas?
Leamos lo que dijo: “Es un plan integral que contempla la seguridad, procuración e
impartición de justicia en el ámbito estatal y en la coordinación que tienen
con sus homólogos del gobierno federal, además de inversión en infraestructura,
promoción”, precisó. (La Verdad del Sureste,
11/mayo/2016).
¿Alguien le entendió? La verdad,
Rodríguez Rosario ha quedado mucho a deber con las expectativas que se tenían
de él al inicio del actual gobierno.
Más preguntas: ¿Cómo vamos a despetrolizar Tabasco? ¿Seremos capaces
de crear parques industriales que liberen a la economía estatal de su
dependencia de 60 por ciento de los recursos que le deja la actividad
petrolera, con factorías con capital privado local o foráneo que aprovechen los
recursos energéticos, o bien que atraigan nuevas ramas de la industrialización,
como maquiladoras o armadoras donde se fabrique desde ropa y electrodomésticos
hasta autopartes y unidades automotrices?
Leo y escucho todo lo que se refiere
a este programa para diversificar y reactivar la economía estatal, y veo muchos
cabos sueltos. Pequeñas partidas
económicas disponibles por aquí, facilidades crediticias por acá, estímulos
fiscales por allá, empresarios locales despistados por acullá, pero no se
percibe un todo con el que se pueda rescatar a Tabasco, con que se pueda
sacarlo de este eventual atolladero.
Pueden ser buenas cosas, pero hay que
concatenarlas para que no se vean como esfuerzos aislados o buenas intenciones.
AL GRANO
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