Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
Desde hace
tres décadas, cuando el boom
petrolero estaba en pleno apogeo –y trajo consigo la construcción de enormes plantas
para procesar hidrocarburos, la creación de innumerables fuentes de empleo que hasta
labriegos cambiaron el garabato y machete
por un casco y botas industriales, y el despegue inusitado del comercio y servicios
a grado tal que ésta se convirtió en una tierra de vida cara– se hablaba de destinar parte de los cuantiosos recursos que
dejaba la explotación de energéticos a actividades productivas tradicionales.
Hay que ‘sembrar
el petróleo’, se repetía en los discursos oficiales que, desde ya, alertaban
que el crudo y el gas que abundaban en el subsuelo tabasqueño, no eran eternos
y, por tanto, el estado debía prepararse para el momento en que se agotaran
esas reservas.
El
petróleo nunca se ‘sembró’. Al contrario, las actividades agrícolas
tradicionales y la ganadería vivieron un declive que casi se extinguen: le pasó
al cacao, copra, pimienta… y el sector pecuario vio quebrar sus empresas empacadoras de carne y leche que eran orgullo
de Tabasco.
El petróleo
todavía abunda –90 por ciento de la producción
nacional proviene de Tabasco y Campeche y sus litorales– pero, en este tiempo, ya no es sinónimo de bonanza. Esto
debido a que su precio se ha demeritado en 65 por ciento en los mercados
internacionales y ya no es rentable, obligando a Pemex y a las empresas que le
trabajan a hacer drásticos recortes en su planta laboral.
Esto ha golpeado a tal grado a estas dos entidades que –como señalaba la
víspera el secretario de Hacienda, Luis
Videgaray Caso– mientras en el resto del país el empleo creció durante el
primer trimestre de 2016 a una tasa anual del 5.3 por ciento, en Campeche cayó
en 12 por ciento, y en Tabasco 8.7.
Y el cierre de fuentes de ocupación en la industria petrolera, generó
una reacción en cadena que golpeó fuertemente a otras actividades, como la
industria hotelera, que en el ámbito nacional es uno de los sectores más
dinámicos en cuanto a crecimiento económico y creación de empleos, pero en la
vecina Ciudad del Carmen la ocupación hotelera es de apenas 36 por ciento, y en
Villahermosa, de 39 por ciento.
Hasta el sector público debió cancelar proyectos de obra y programas en
todo el país, lo que golpeó muy duro a Tabasco, pues el gobierno federal suspendió
indefinidamente la construcción de seis distribuidores viales en Villahermosa y
recortó inversiones en infraestructura
del Proyecto Hidráulico de Tabasco.
La
situación era tan grave que el 28 de enero, en una visita a la entidad del
Presidente Enrique Peña Nieto, el
gobernador Arturo Núñez Jiménez le solicitó
ayuda para implementar un programa
emergente de empleo.
Y Peña
Nieto regresó ayer a Tabasco, pero no sólo para anunciar acciones en materia de
empleos, sino además para reanimar la actividad económica de esta entidad y Campeche
con visión de mediano y largo plazos.
El
mandatario de la Nación reconoció que ambas entidades, con su producción
de hidrocarburos han sido, por décadas, una gran palanca del desarrollo de
nuestro país. Sin embargo, hoy –a diferencia de otras regiones–, su dependencia
económica del petróleo ha sido tal que ahora que los precios del crudo se
desplomaron, se encuentran en un atolladero difícil de salir.
Esto motivó a implementar un paquete de medidas y de acciones del gobierno
de la República, que Enrique Peña aglutinó en cuatro estrategias a corto y
mediano plazos, que van del pago ágil a proveedores de Pemex, incluyendo
empresas locales, a la ejecución de proyectos de pavimentación con recursos de
la paraestatal por casi mil millones de pesos, hasta adelantar inversiones
contempladas para 2017 para modernización de planteles escolares.
Aunque ni él ni nadie de los que hizo
uso de la voz ayer en el centro de convenciones Tabasco 2000, con excepción del director de Pemex, José Antonio González Anaya, habló de montos
específicos, el Presidente adelantó que Sedesol, Economía, SCT, STPS y Sectur, duplicarán
su presupuesto asignado a estas entidades en 2016, y Sagarpa “intensificará”
sus acciones en favor de cultivos regionales, acuacultura y la pesca que,
después de 30 años, por fin podrá realizarse en 10 mil kilómetros de la Sonda
de Campeche, allá donde se ubican las plataformas marinas de Pemex.
Destaca el anuncio de construcción
del tramo II del Libramiento de
Villahermosa y la inclusión de los dos estados en las Zonas Económicas Especiales. Todo ello, tendrá –garantizó– un
esquema de seguimiento que dé certidumbre a los actores económicos de las dos
entidades.
De lo obtenido, que es mucho más que un programa emergente de empleo, el gobernador Núñez fue emotivo en su
reconocimiento: “lo cierto es que estamos obteniendo una respuesta que rebasa
en mucho, incluso, la expectativa que personalmente yo tenía”.
Esto
habrá que irlo desgranando, para
darnos una idea más clara de hasta dónde llega el compromiso de Peña Nieto con
Tabasco y Campeche, para ayudarlos a diversificar y despetrolizar su economía. ¿Será que ahora sí?
Al grano
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