Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
Malpensados. Imagino que lo primero que
vino a la mente de algunos lectores –no usted, ¿verdad?– es que el presidente
municipal de Centro, Gerardo Gaudiano
Rovirosa se hizo de una propiedad ostentosa y la mantuvo al margen de su
declaración patrimonial.
No creemos que el alcalde capitalino
tenga cosas que esconder. Ha cumplido con su promesa de transparentar sus
bienes, intereses y situación fiscal. De hecho, el 15 de julio presentó ante la
Contraloría Municipal su
declaración 3 de 3 y conminó a sus
funcionarios a hacer lo mismo.
“No tengo
nada que ocultar”, sostuvo Gerardo Gaudiano. Es más, dijo que cualquier ciudadano
que desee saber cuánto posee o debe –si fuera el caso–, o qué interés
particular puede afectar su desempeño como autoridad, no tiene más que
solicitarlo a la dependencia.
La ‘Casa Blanca’ de que hablaremos
es otra; se trata de la colonia aledaña al primer cuadro de la ciudad –separada
por el bulevar Adolfo Ruiz Cortines– donde
autoridades estatales y municipales y dirigentes de 14 uniones pretenden
reubicar a mil 200 locatarios del mercado José
María Pino Suárez en tanto se edifican sus nuevas, modernas y funcionales
instalaciones.
No fue fácil encontrar en
Villahermosa un terreno amplio y de fácil acceso para poder trasladar a los mil
200 locatarios y muchísimas más personas que dependen de la actividad comercial
en el principal mercado público de esta capital. Sin contar a los comerciantes
del tianguis Jesús Taracena que, por
lo visto, seguirán allí.
Casa Blanca, la colonia,
fue uno de los tres puntos en que se pensó para la reubicación por parte de la SOTOP
–ejecutora de la obra– y el ayuntamiento de Centro; los otros fueron un terreno
colindante con las instalaciones del Instituto Estatal de Protección Civil en La Manga II, y la Unidad Deportiva Chamaco Leyva de Gaviotas.
La construcción de instalaciones
provisionales, aparcaderos y adecuaciones viales en Casa Blanca es de por sí
complejo. Requería de estudios técnicos de Conagua que descartaran que dichas
obras y la movilidad que habrá en esa zona afectarán el bordo de contención en
la margen izquierda del río Grijalva, y se necesitará reforzar la vigilancia
policiaca pues la colonia es un foco rojo
para la seguridad pública.
Si todo ello ya está
resuelto, no debe haber mayor problema para que en un plazo de dos a tres meses
se haga la reubicación de los locatarios y comiencen los trabajos de demolición
del viejo edificio, añoranza de muchas generaciones de tabasqueños que allí han
acudido a surtir su despensa o a deleitarse con tacos, tortas, panuchos,
cocteles, caldos e infinidad de alimentos que allí se preparan, acompañados de pozol o bebidas de frutas.
Y aunque no debe haber
mayor problema que un simple traslado y una campaña de orientación a la
ciudadanía para que sepa dónde estará de forma provisional el mercado y cómo
podrá acceder a él, el caso es que ahora resulta que hay muchos locatarios que
se resisten a moverse de sus puestos.
Ese tema ha sido pan de cada día en medios, tanto que el
titular de SOTOP, Luis Priego Ramos
llegó a hartarse –no de los antojitos
que allí se venden– de que cada que se topaba a reporteros le preguntaban de la
reubicación y del proyecto.
La modernización integral del inmueble,
que traerá consigo la solución a congestionamientos viales en la zona, comenzó
a tomar forma el 10 de marzo de 2015 cuando se presentó el proyecto al titular
de la SHCP, Luis Videgaray en una
reunión con locatarios, y el funcionario ofreció entrarle con 142 millones de pesos.
El
24 de agosto del año pasado fue presentado a
los líderes de las 14 uniones el proyecto del nuevo mercado, que compromete
recursos federales y estatales por 280 millones de pesos y que se preveía
concluir en 18 meses.
En
abril de este año se dijo que en agosto
comenzaría la construcción del mercado provisional en un predio de dos hectáreas
de Casa Blanca, arrendado por el gobierno municipal y que erigirlo durará no
más de tres meses.
Este jueves 21, el titular de SOTOP
volvió a los reflectores. Aseveró que el
proyecto del mercado va porque va: hay
142 millones disponibles, ya se tiene la maqueta de la obra y se cuenta también
con el proyecto ejecutivo.
Ahora
sólo falta que los locatarios acepten la reubicación. Les dan garantías que en
año y medio regresarán a sus locales, nuevos.
Pero hay resistencias al traslado
y la obra se atrasa. Los locatarios hablan de que podrían perder un ‘patrimonio’,
pero no creo que quieran heredar a sus familias un inmueble que tarde o
temprano tendrá que demolerse.
Recuerdo que en 2007,
después de la gran inundación, hubo
una oportunidad para reconstruir el mercado y los locatarios la desaprovecharon.
Ahora que existe una
inversión millonaria al alcance no debe postergarse la oportunidad de tener
ellos –los locatarios– un patrimonio nuevo, y la ciudad, un mercado moderno. No se vale
convertir una solución en problema.
AL GRANO
Por cierto, ¿y los tianguistas?
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