Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
La relación entre Tabasco
y la CFE hizo corto circuito hace
muchos años.
Las altas tarifas de luz que esta paraestatal aplica a sus
consumidores de la entidad, ha ocasionado que, pese a programas de restructura,
aquí se concentre una cuarta parte de los adeudos de todo el país.
No hay modo que en la CFE,
en las secretarías de Hacienda y de Energía, o en la misma Presidencia de la
República, se sensibilicen y apliquen –antes de pensar en cualquier otro
mecanismo de cobro a miles de morosos– una tarifa
preferencial para Tabasco.
No se le concedió a
Tabasco una tarifa justa, pero sí a todos los municipios de Sonora. Y eso es el
preludio de una nueva tormenta eléctrica.
El problema del no pago de los recibos de luz comenzó a mediados de los noventa,
como parte de un movimiento político de desobediencia,
en protesta por un supuesto fraude electoral en la entidad.
Al principio eran sólo
miembros del PRD los clientes morosos de CFE. Con la bifurcación de ese partido, ahora perredistas y morenistas están en
resistencia de pagos.
A la cultura del no pago se sumaron ciudadanos de todos los partidos,
estratos y religiones. Hasta municipios tienen grandes pasivos con dicha
empresa.
A Centro le cortaron la luz del Palacio Municipal y
al CEAS le suspendieron la energía de la potabilizadora El Mango, dejando sin agua a medio millón de habitantes de la
Chontalpa.
¿La causa? La elevada
tarifa –la más caras del país– que la CFE cobra por la electricidad que
suministra y porque para muchos tabasqueños sus adeudos se han vuelto
prácticamente impagables.
Para evitar que la deuda
se volviera ciertamente impagable y
el conflicto se agravara –empleados de CFE han estado al borde del linchamiento
cuando llegan a cortar luz a
localidades rurales–, el gobernador Arturo
Núñez Jiménez concertó con la paraestatal el programa
De la Mano por Tabasco.
Esta
iniciativa sustituyó el Acuerdo
Compensatorio con Tabasco, que pusieron en marcha CFE y el régimen estatal
anterior. Pero Andrés Granier Melo
se fue debiéndole a la paraestatal 735 millones de pesos de su aportación.
Las cosas
no han cambiado. Por un lado, la CFE sigue haciendo
de las suyas: cobros abusivos por el consumo, trabas para adherirse al
convenio y cortes selectivos del
suministro eléctrico. Por otro, cada día crecen deudores y deuda.
Al cierre del 2015 se contabilizaban
10 mil 646 millones de pesos de la deuda de Tabasco, equivalente
a 24.6 por ciento del total nacional –es la segunda entidad
que más debe después de Edomex–. Cada año esa deuda crece entre mil y mil 200
millones de pesos. Más lo que se acumule cada semana.
El 13 de julio vino el secretario de
Energía, Pedro Joaquín Coldwell, y a
la exigencia de tarifas justas, se fue
por la tangente; afirmó que uno de los objetivos de la reforma energética del Presidente Enrique Peña Nieto es bajar las tarifas eléctricas. No dijo cuándo.
Todas las puertas se han tocado y
nadie parece escuchar. Ciudadanos, empresarios, ayuntamientos y el mismo
gobierno estatal se han topado con una CFE inflexible, a cuyos directivos poco
importa dejar sin agua a miles de tabasqueños si CEAS o SAS no pagan puntual el
consumo. Eso sí, la empresa no cubre sus pasivos de agua potable.
En esas estábamos cuando nos enteramos
–16 de agosto– que las familias de
los 72 municipios de Sonora gozarán de la tarifa más baja que brinda la CFE,
que es la 1F, gracias al convenio que
firmaron el titular de Sener, Pedro Joaquín y la gobernadora Claudia Pavlovich.
Arturo Núñez dijo sentir
gusto por los sonorenses, por lograr la tarifa 1F. Y lo aplaudió porque ello da pauta
para que Tabasco siga luchando.
El PRD –partido en el
gobierno– por conducto de su diputado Juan
Manuel Fócil calificó desigual el trato que la Federación da a Tabasco, y
se pronunció por “sumar esfuerzos todos” en el
propósito de luchar por una tarifa justa. En ello coincidió el PRI estatal que,
en voz de su secretario de Organización, Pedro
Gutiérrez, se pronunció por “hacer un frente común”.
La
solución no está en más programas que subsidien el consumo o que difieran los
pasivos en cómodas mensualidades, sin aval y sin intereses; vamos, ni en el borrón y cuenta nueva por el que pelean
los partidos de izquierda, sino en asignar una tarifa justa a un estado que le
aporta mucho de sus recursos al país, dos de ellos son el gas y agua para la
generación de electricidad.
AL
GRANO
Si a los maestros de la CNTE el gobierno
federal les paga por no trabajar y les da inmunidad ante los atropellos a la
ley y a los derechos de los demás, ¿qué no se podrá hacer por los tabasqueños
para poner fin al conflicto con CFE?
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