Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
Especial para diario Rumbo Nuevo
No deja de
llamar la atención la primera reunión que sostuvo con los integrantes de los
gabinetes legal y ampliado –incluidos los nuevos colaboradores– el gobernador Arturo Núñez Jiménez, el jueves 9. Les
volvió a leer la cartilla y les puso
un ultimátum: actúan derechitos y
cumplen sus responsabilidades, o se van. Y les advirtió que no dará la cara
“por ningún funcionario”.
Aunque no
indicó que se hayan dado casos el primer año del gobierno del cambio verdadero, el mandatario estatal advirtió
a sus colaboradores que no tolerará malos manejos de recursos públicos, ni
ineficiencias; específicamente se refirió a los subejercicios que sucedieron en
algunas dependencias el primer semestre y que fueron motivo de severas críticas
de sus adversarios políticos.
“No puedo
ponerle lupa al gasto de la administración anterior y no ponérsela a mi propia
administración. Yo quiero que lleguemos a ser un modelo de transparencia en el
gasto y de rendición de cuentas puntuales. Esas son de las cosas del cambio verdadero que tenemos que
demostrar”, planteó Núñez.
El discurso
que no se conoció completo –fue en reunión privada– no tiene desperdicio,
porque el gobernador hizo puntualizaciones a su equipo de colaboradores, tal
vez como recordatorio, sobre cómo quiere que sea su desempeño; les pidió no
sólo actuar con honestidad sino también con eficiencia y dar ese plus que debe
ser mantener una
actitud de servicio cercana a los ciudadanos. “A ellos nos debemos”, recalcó.
Núñez
Jiménez le calcó a sus colaboradores que la transparencia, rendición de cuentas
y medidas de austeridad continuarán este año como principio de gobierno y compromiso
asumido con los tabasqueños.
Y habrá
seguimiento cuidado al desempeño de todos los funcionarios, pues de manera
trimestral se realizarán auditorías internas a través de la Secretaría de
Contraloría, a fin de que no existan más subejercicios.
“Este año me propongo que al primer subejercicio que
haya, tomo decisiones para el relevo en el área, porque no puedo darme el lujo
de arrastrar subejercicios cuando Tabasco está en una situación muy crítica”, sostuvo
el mandatario, al indicar que las irregularidades no solventadas en las
auditorías serán motivo de remoción. “Yo no vuelvo a dar la cara por ningún funcionario que se
equivoque”, reiteró.
Conste que dijo “no vuelvo”. ¿Por quién la daría?
Además, los funcionarios del régimen nuñista deben entender que su desempeño no sólo es observado con
lupa por auditores oficiales, sino también por medios de comunicación que
recogen las inconformidades expresadas por una ciudadanía que, como se vio en
todo 2013, no calla; al contrario, alza su voz para hacer patente su malestar
por lo que no se le cumple o que considera que no se hizo bien, o simplemente,
no se hizo.
Es sano saber –en este estado cuyos habitantes fueron
víctimas de la desatención a sus problemas y necesidades, y del mayor saqueo a
su patrimonio perpetrado y solapado desde las más altas esferas del poder
público– que ahora hay un gobernante que no
meterá las manos al fuego por aquellos funcionarios que falle, que le metan
mano al presupuesto o que no tengan sensibilidad para atender la gente.
Aquí lo hemos dicho: Arturo Núñez sabe perfectamente que
lo que no se haga o se haga mal en Tabasco durante su desempeño, la ciudadanía
no se la cobrará a quienes fallaron, sino al responsable del gobierno estatal.
Creemos que hará lo que deba hacer para cuidar su
prestigio y para que se cumplan las expectativas que los tabasqueños tienen aún
en el régimen que surgió de la alternancia.
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