Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
Especial para diario Rumbo Nuevo
La nueva
dirigencia priista en la entidad comienza a sentir en carne propia lo que es conducir un partido opositor: ausencia de
recursos públicos obtenidos por medios ilegítimos que le permitían resolver
cualquier problema y conflictos internos por la disputa de los liderazgos de en
sus sectores, organizaciones y hasta en de su fracción en el Congreso local.
Sin embargo,
dista mucho de parecer una fuerza disminuida o aplastada por el nuevo partido
en el poder –PRD–, que tiene sus propias dificultades, pues la renovación de su
dirigencia estatal le generará más ruido del que imaginan sus actuales
dirigentes y el partido que surgirá del Movimiento
de Regeneración Nacional (Morena)
amenaza con arrebatarle si no la mayoría, sí gran parte de sus membresía.
Apenas la
semana pasada, la intentona por deponer al coordinador de la fracción priista
en el Congreso local, exhibió debilidades en el control de grupos al interior
del tricolor.
La cultura
de respeto a la legalidad y a la vida institucional –que es uno de los valores
que todavía atesora este partido– le permitió a la dirigencia priista que
encabeza Erubiel Alonso Qué, sortear
este madruguete con el que se quiso
cambiar al jefe de bancada.
Del mismo
Comité Ejecutivo Nacional (CEN) –por conducto de Cenovio Ruiz, secretario de enlace con los Congresos de los Estados–
llegó el reconocimiento al coordinador Luis
Rodrigo Marín Figueroa, para que siguiera al frente del grupo de nuevo
legisladores locales. Y tan sigue firme en su puesto, que el domingo fue uno de
los tres oradores centrales durante la sesión del Consejo Político Estatal.
Si la
pretensión por cambiar al jefe de la coordinación priista en la 61 Legislatura
local, exhibió lo que parecía un flanco débil del Comité Directivo Estatal
(CDE), el presidente del PRI hacía al mismo tiempo un esfuerzo más por
reunificar a todos los cuadros y grupos del partido.
La noche del
jueves, a la medianoche, Erubiel Alonso se trasladó hasta el exclusivo
fraccionamiento El Country, al norte
de la ciudad. Visitó en su domicilio a quien fue su rival en la contienda
interna por la presidencia del CDE: Evaristo
Hernández Cruz, desaparecido desde la noche del 17 de noviembre, cuando la
mayoría de los consejeros políticos decidieron que el balancanense condujera
los destinos del tricolor en el siguiente periodo estatutario.
Tan bien le
fue en su encuentro, que el viernes 24, el ex alcalde de Centro acudió al
programa radiofónico Telerreportaje,
y reconoció públicamente que Erubiel Alonso le ganó la elección por la presidencia
del CDE.
A eso gesto
de Hernández Cruz –quien se destapó como aspirante a la candidatura priista a
la alcaldía de Centro–, Alonso Qué contestó que “la elección interna ha quedado
atrás y la convocatoria permanente desde nuestro arribo es la suma, la
inclusión, el diálogo y el acuerdo para fortalecer nuestra actuación y para
solventar nuestras diferencias. Somos un partido heterogéneo y en consecuencia
no puede haber unanimidad, pero sí capacidad de acuerdo en lo fundamental”.
Nadie ha
dicho que conducir un partido en estos tiempos de elevada competitividad
electoral sea tarea sencilla, sobre todo cuando es de oposición.
Por eso, si
el propósito de la dirigencia priista es recuperar todo lo que perdió en
Tabasco en 2012, sus nuevas estrategias electorales deben ir acompañadas de
nuevas formas de hacer política; o mejor dicho, de un ejercicio de la actividad
política de cara a la sociedad, que sea genuino y sin simulaciones.
El discurso
de Erubiel Alonso de este domingo, si no es un mero recurso retórico para ganar
espacios en la prensa o dar falsas esperanzas a los ilusos, es un texto valioso
que enumera una serie de compromisos con sus correligionarios y con la sociedad
en su propósito de ‘ir por todo’ en el 2015.
Asegura el
jerarca del tricolor en el estado que las formas tradicionales de hacer
política dentro del PRI se agotaron.
“La
simulación, la imposición y la improvisación, prácticas reiteradas en el pasado
del partido deberán dar paso a la planeación, ejecución y evaluación como
método elemental en las nuevas formas de hacer política dentro del partido”,
expuso.
Faltó decir
que la imposición se combatirá con procesos internos en los que se tome en
cuenta la voz de la militancia y el sentir de la ciudadanía, apegados a la
legalidad y con absoluta limpieza.
Sabe bien
que para ganar elecciones no basta que se renueven todas las estructuras de su
partido –prometió que antes que inicien los procesos constitucionales federales
y locales se renovarán las dirigencias de los 17 comités municipales, los dos
mil 493 seccionales y los cinco mil 750 consejeros políticos municipales y
estatales–, si este esfuerzo no va acompañado de la democracia interna.
Eso debe
aplicar no sólo para la renovación de estructuras de dirección, ejecutivas,
territoriales colegiada y de representación electoral, sino sobre todo para
designar candidatos a cargos de elección popular.
Llama la
atención que el presidente del PRI Tabasco sostenga que se acabaron las
estructuras paralelas, “símbolo de la improvisación y la ocurrencia que llegaron
al extremo de involucrar a gente de otros partidos”, y que ofrezca ir al
rescate de sus líderes históricos y sus líderes emergentes para iniciar la
hazaña de construir un partido que le ofrezca a la gente alternativas reales
para abatir la pobreza y ofrecer oportunidades de desarrollo personal y
colectivo”.
Y lea lo que
sigue: “El PRI en Tabasco, bajo nuestra conducción, será un partido
profesional, vivo y real. Ese es el mejor antídoto contra la simulación y la
improvisación que nos llevó a la división y a la derrota política”.
¿Por qué
dijo eso Erubiel? ¿Pintó su raya
respecto al candidato priista a gobernador derrotado en 2012?
DE MI BLOG
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