Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
No se trata de ser ilusos o crear falsas
expectativas, sino de precisar cómo estamos y qué se requiere para prepararnos
ante un nuevo boom económico que toca a la puerta con las inversiones
federales que se desplegarán a partir de la instalación de una nueva refinería
en Dos Bocas, el establecimiento de empresas extractoras de hidrocarburos y la
atracción de capitales con los incentivos que se ofrecerán en la Zona Económica Especial (ZEE).
¿Qué tenemos que hacer en Tabasco? Uno,
aprovechar las oportunidades de inversión, de hacer negocios sin desatender la
ruta hacia la diversificación económica y recuperación del campo, y dos,
dimensionar el tamaño de lo que viene
y prepararnos con infraestructura y servicios en todos los órdenes y con una fuerza
laboral capacitada, para que el boom no
nos rebase.
¿De qué se trata? Parece sencillo, pero
implica grandes compromisos y asumir nuevas actitudes en los sectores público, privado
y social para que las inversiones que lleguen sean oportunidad para crecer
ordenadamente, generar empleos productivos y no cunda el caos en nuestras
ciudades por falta de infraestructura, de servicios y una adecuada planeación
urbana.
No se trata nada más de que venga una avalancha de inversiones, que se
establezcan factorías y empresas de proveeduría de todo tipo, y no estemos
preparados para competir, para asociarnos, y sólo actuemos para salir al paso.
Desde el gobierno de Leandro Rovirosa, la capital dejó de
prepararse para el futuro; en los sexenios que sucedieron sólo se ha ido
acomodando, adecuando a las nuevas realidades y a veces al gusto del gobernante;
se han resuelto carencias y erigido infraestructura requerida, pero sin visión
de largo alcance.
Ahí están nuestros hospitales de alta
especialidad, que antes fueron vanguardistas y hoy están saturados y adolecen
de muchas cosas, o nuestras escuelas públicas a las que, si bien se les ha
invertido en su rehabilitación, dejan mucho que desear en la calidad de la
enseñanza que imparten.
Ahí está la infraestructura carretera que
en su gran mayoría es obsoleta, y salvo 10 kilómetros a ocho carriles en la
ruta a Cárdenas, no tenemos vías modernas ni hacia el centro del país y menos
hacia la península de Yucatán.
Imaginemos que ya tenemos el Tren Maya, ahora preguntémonos: ¿cómo
llevaremos paseantes a Balancán, Tenosique o Palenque si las únicas vías son carreteras
en doble sentido y en malas condiciones?
Las vialidades de Villahermosa son arcaicas:
tenemos un periférico Carlos Pellicer
sin un solo paso a desnivel y una maraña
de cruces controlados por semáforos; un bulevar Adolfo Ruiz Cortines como columna
vertebral al que prometieron seis distribuidores viales y no le hicieron
uno en seis años.
En nuestra capital tenemos un centro histórico al que le han dado su manita de gato, pero es inseguro, sucio,
maltrecho y lleno de tugurios que nadie ha querido reubicar. Hasta los prostíbulos de cualquier pueblucho han sido sacados a la
periferia, pero en Villahermosa están… están en pleno centro.
La carretera hacia Paraíso por la vía corta a Cunduacán, si bien es a
cuatro carriles, tiene especificaciones de camino
vecinal, con cruces por doquier sin señalización, retornos sin apegarse a ninguna
norma y semáforos y topes hasta
llegar al municipio donde se ubicarían la nueva refinería y la ZEE.
Hoy no estamos preparados para nada.
Todo es caos. Tenemos una clase empresarial más ocupada en sugerirle al gobernador electo quiénes deben integrar su gabinete,
que en estar preparándose con estudios estratégicos para visualizar cuáles son
los nichos de inversión, y la creación de consorcios para hacer frente a la
competencia y adjudicarse obras en las construcciones de la nueva refinería, del
sistema ferroviario Tren Maya y todo
lo que se viene.
Tabasco requiere empresarios que se pongan las pilas y estén dispuestos a
invertir, a arriesgar y a competir; una iniciativa privada que sea eso, que
tome la iniciativa y piense en grande. No vayan a salir con
que quieren tabasqueñizar las obras
de Sener, Pemex y Fonatur, o que le van a entregar a los próximos titulares de
Energía, Rocío Nahle y de la
paraestatal, Octavio Romero, una
lista de socios para ver a cuántos les dan chamba
u obritas.
Se necesitará un gobierno estatal que
cuente con proyectos para infraestructura de servicios y de comunicaciones; con
habilidad para gestionar recursos o tramitar créditos; que devuelva la
tranquilidad a los tabasqueños y dé garantías de seguridad a inversionistas y turistas,
para que Tabasco no se quede rezagado ante lo que puede lograr con un
tabasqueño en la Presidencia de la República y con la recuperación del sector
petrolero que viene en grande.
Desde luego, harán falta gobiernos
municipales que se enrolen en este proceso de cambio, que sean verdaderos
facilitadores de inversiones y no que estén pensando cuánto piden de mochada a nuevas empresas para
concederles licencias de construcción
o permisos para poder funcionar en su demarcación.
No hay que esperar a que todo nos lo
resuelva o dé Andrés Manuel López
Obrador. Hay que ver en él a un aliado, que se sienta orgulloso y motivado de
que ante las expectativas, sus paisanos actuaron con inteligencia y decisión. ¿Podremos?
AL
GRANO
EL GABINETE
del próximo gobernador no se integrará por presiones de grupos ni de cúpulas…
En vez de decir que desde Palacio Nacional le impondrán el equipo a Adán Augusto López Hernández, habrá que
reconocerle la cercanía que mantiene con López Obrador, quien le aceptó la
propuesta que su suplente en el Senado, Carlos
Manuel Merino Campos, sea el coordinador de programas de desarrollo del
gobierno federal en Tabasco…
AHORA ES Javier May Rodríguez, otro tabasqueño
que se incorporará al equipo de López Obrador… Según el comunicador Emmanuel Sibilla –a quien dan todas las
primicias– el senador electo asumirá como subsecretario de Desarrollo Social de
Sedesol; en tanto, su suplente, Ovidio
Peralta, “se sacó la lotería”… No cabe duda que cayó en Tabasco el premio
mayor…
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