Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
Especial para diario Rumbo Nuevo
Momento histórico. Y por partida doble. El Poder
Legislativo local retomó ayer lunes, en sesión pública, las comparecencias de
miembros del gabinete del Ejecutivo para la glosa del Primer Informe de Gobierno, suspendidas hace una década, y por
primera vez acude ante esa representación popular un secretario de Gobierno: César Raúl Ojeda Zubieta, quien acudió
a exponer lo que se ha hecho en materia de política interna en la entidad.
Aunque fue evidente la descortesía con que se le trató
–al enviado del Ejecutivo se le hizo esperar media hora en el vestíbulo de la
Cámara de Diputados y ya en el salón de sesiones se le obligó a escuchar
durante casi dos horas el desahogo del orden del día que incluyó 13 puntos,
entre éstos la lectura de nueve iniciativas de ley–, Ojeda Zubieta no se
incomodó e hizo gala de su oficio político, de su experiencia parlamentaria
para salir airoso de una catarata de preguntas que exhibieron falta de
preparación de la mayoría de los legisladores.
Lo primero que salió a flote fue el mal formato de las
comparecencias. Y es que los 20 minutos que se dieron para la exposición de
cada funcionario, fueron insuficientes para el titular de la Secretaría de
Gobierno que hicieron su exposición contenida en un documento de 22 cuartillas.
Y el espacio para la sesión de preguntas y respuestas, y
las réplicas, fue un desorden total que volvió a exhibir la falta de liderazgo
y capacidad de conducción del Poder Legislativo, donde la bancada del nuevo
partido mayoritario –la perredista– sobresalió no por la contundencia de sus
cuestionarios, sino por las rechiflas a los miembros de la fracción priista.
El rigor con que la presidente del Congreso por el mes de
diciembre, la legisladora del tricolor Liliana
Madrigal, quiso mantener sobre los tiempos permitidos para preguntas y
respuestas, enfrascó en dimes y diretes a perredistas y priistas; tanto, que
hubo de declararse un breve receso a media comparecencia.
Pero Raúl Ojeda no se amilanó, ni se inquietó. Fue a
decirles a los miembros del Poder Legislativo que desde la dependencia que le
confió el gobernador Arturo Núñez
Jiménez, “hemos cumplido con tareas de diálogo permanente para construir
una gobernabilidad democrática, atendido con vocación de acuerdo constructivo
las propuestas de los representantes de los partidos políticos, y adoptado un
respetuoso rol de interlocución con los tres órdenes de gobierno y con los
órganos constitucionalmente autónomos”.
Frente a los integrantes de las siete fracciones
legislativas, señaló que pese a la alternancia que se dio en Tabasco, “aún se
dejan sentir el peso de históricas inercias, la supervivencia de viejas
prácticas y el reacomodo de intereses políticos”.
Y aseguró que pese al desorden encontrado, “hemos
emprendido una reconstrucción de las instituciones para reactivar su eficiencia
y eficacia, siguiendo los principios de la transparencia y la rendición de
cuentas”.
Y destacó que no obstante a que un gobierno de sello
perredista conduce los destinos de Tabasco, la activa relación con los poderes
de la Unión, en especial con la administración federal que encabeza el priista Enrique Peña Nieto, se basa en los
principios de un federalismo democrático, sostenido en la corresponsabilidad,
la subsidiariedad fiscal y la rendición de cuentas.
La mejor carta que llevó Ojeda Zubieta en su comparecencia
fue el ‘Acuerdo Político por Tabasco’, que se ha convertido en un equipo de
trabajo en el que confluyen los dirigentes de los siete partidos políticos y el
gobierno nuñista, el cual ha sesionado 35 veces y uno de sus principales frutos
es el diseño de dos iniciativas de
reformas a la Constitución local en materia de derechos humanos y
político-electoral, las cuales fueron aprobadas de forma unánime en el seno de
la 61 Legislatura.
“Vamos a impulsar con todo la continuación del ‘Acuerdo
Político por Tabasco’. Es mucho el rezago que tenemos y da para trabajar muchos
años más”, expresó el secretario de Gobierno, en presencia de tres de los
representantes partidistas: Armando
Padilla, del PAN; Nicolás Haddad,
PRI, y Guillermo Torres, de
Movimiento Ciudadano.
Habló también de la relación con Pemex, que calificó de
‘nefasta’, pues remarcó que no es posible que a pesar de la riqueza que la
empresa extrae del subsuelo, “nos tengan tan cortos”.
Manifestó que la explosión de los pozos ‘Terra 123’ y ‘Tizón
222’, “no sólo mostraron la fragilidad de los controles de las empresas que
trabajan para Pemex, sino que reactivaron viejos reclamos de justicia social
que presentan las etnias y las comunidades rurales de la entidad”.
Y remarcó que existe un contraste inadmisible entre la
riqueza millonaria que genera la producción de crudo y gas, y la pobreza y la
marginación que padecen los pueblos de Tabasco, lo que no nos permite bajo
ninguna consideración, ser omisos y no exigir un trato resarcitorio justo y
tangible para la sociedad indígena.
“Tabasco merece una compensación fiscal equivalente a la
riqueza que produce”, expresó Ojeda. Y confió en que, merced a las gestiones
del mandatario tabasqueño ante la Federación, la entidad recupere los recursos
que le corresponden por la riqueza que aporta a la nación y que le fueron
despojados desde 2008.
Y en presencia de tres de sus compañeros de gabinete –los
titulares de SOTOP, Manuel Ordóñez;
de SCT, José Antonio de la Vega, y
de Sedafop, Pedro Jiménez–, el
secretario de Gobierno hizo una última crítica al régimen que se fue: “Ya no es
tiempo de reclamar o añorar privilegios indebidos”. Y enseguida planteó el
compromiso del ‘cambio verdadero’: “No hay lugar ya para el dispendio, ni para
la extracción clandestina del erario”.
Y quedó para algo más que el anecdotario el
fuerte reclamo que le hizo la priista Esther
Alicia Dagdug a los legisladores del PRD, cuando la increparon por rebasar
del tiempo y salirse del formato que nadie respetó: “Si tienen enemigos el
gobernador y el secretario de Gobierno, son precisamente los diputados del
PRD”.
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