Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
Especial para diario Rumbo Nuevo
Hay que decirlo: la calidad crediticia de Tabasco se ha
mantenido ‘estable’, según las evaluaciones de Fitch Rating –la
certificadora internacional contratada por el gobierno estatal–, debido a que
los términos de pago del capital, intereses y servicio de la deuda no dejan
lugar a incumplimientos: los contratos con las instituciones bancarias
establecen que los cobros se harán directamente de las participaciones
federales que se asignan a la entidad.
Esto es, antes que el dinero que transfiere la Federación
a Tabasco ingrese a las arcas de la Secretaría de Finanzas estatal, la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público hace los pagos a bancos de los
compromisos contraídos por el gobierno tabasqueño.
Es lo mejor que nos pudo haber sucedido porque, de lo
contrario, además del dinero que nos prestaron los bancos, estaríamos atrasados
con los pagos de las ‘letras’ de los créditos, como sucedió con los pasivos de
corto plazo, con los pagos del ISR y de cuotas al IMSS y al ISSSTE. Y otro gallo cantaría.
No puede regatearse, sin embargo, el esfuerzo realizado
por el régimen perredista, que en este primer ejercicio dio ejemplo de
disciplina fiscal, al ‘apretarse el cinturón’ en muchos rubros, sobre todo en
gasto corriente, y ‘sacrificar’ la obra pública.
De lo informado el fin de semana por el secretario de
Finanzas, Víctor Lamoyi Bocanegra,
deducimos que se superó el déficit presupuestal que –se dijo en repetidas
ocasiones– superaba los seis mil millones de pesos.
El viernes, Lamoyi Bocanegra aseguró que se restableció
el equilibrio entre ingresos y gasto público, y se amortizaron más de mil
millones de pesos de adeudos a proveedores que carecían de fondeo en el
presupuesto público.
Gracia a eso, el gobierno de Arturo Núñez Jiménez hoy está en condiciones de renegociar los gravosos
empréstitos que le heredó Andrés Granier
Melo y de ver hacia el futuro con “mejores perspectivas de crecimiento”.
Veamos los números que nos enteró el funcionario –de los
que ya hemos hablado aquí desde mediados de octubre, cuando dimos la primicia
de la calificación a la calidad crediticia de Tabasco y la situación financiera
del gobierno–; de acuerdo a Víctor Lamoyi, la deuda bancaria de largo plazo que
recibió la presente administración por seis mil 287 millones, se redujo en 2.4
por ciento.
Aseveró que el gobierno de Arturo Núñez “metió freno a la
tendencia de endeudamiento que traía el estado”. Esto es, no habrá nuevos
endeudamientos, para sortear la falta de recursos en el gobierno.
Sin embargo, el responsable de las finanzas estatales habló
de otra cosa: de renegociar adeudos en términos favorables para la entidad.
Anunció que el Ejecutivo presentará a consideración del
Congreso local un esquema para restructurar, vía Banobras y en mejores
condiciones, uno de los empréstitos más gravosos que adquirió la administración
anterior.
Para que nos entendamos: lo que hará el gobierno será
transferir la deuda de un banco a otro. Esto es, liquidará un crédito de mil
millones de pesos con el banco Interacciones
“que tenía tasas y comisiones extremadamente desfavorables” con un préstamos
que otorgará Banobras, el banco del gobierno federal.
Entendemos que con este ‘refinanciamiento’, el gobierno
estatal ya no parecerá un niño asmático y respirará con más tranquilidad, y en
2014 podrá disponer de mayores recursos para inversión.
En fin, esteremos se nos den detalles de esta negociación
con Banobras para poder entender qué
fue lo que ganamos al cambiar la hipoteca de Tabasco de un banco a otro.
Y sea con el banco que sea, no nos preocupemos por el
cambio de banco, porque los pagos de la deuda se hacen en automático,
directamente de las transferencias federales.
Lo del tema del subejercicio no le queda claro a nadie. Eso
de echarle la culpa a “la mala programación del gasto elaborada por la anterior
administración”, como que ‘huele a manada’. Hay que revisar partida por partida
e ir al fono del asunto.
Pero confiemos en lo dicho por el secretario de Finanzas
en cuanto a que “del presupuesto 2013 se va a ejercer en tiempo y forma; no se
va a perder o a devolver ni un solo peso”.
Ojalá, porque preocupa que se hablen de subejercicios por
dos mil 500 millones de pesos en el primer trimestre; que para el segundo
periodo, fueran de mil 255 millones, lo que representó “sólo el siete por
ciento del gasto programado”, y que el
tercer trimestre cerró con 598 millones, esto es, “sólo el 2.3 por ciento” de
subejercicio del gasto programado.
Esperemos que, como lo prometió el funcionario, “la meta
para el último trimestre es cero subejercicio”. Así sea.
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