Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
Especial para diario Rumbo Nuevo
“Hoy es el ‘día del informe’ del señor
gobernador”. La frase, contundente y cortante provino del secretario de
Gobierno, César Raúl Ojeda Zubieta.
La vertió en las escalinatas del Congreso local, a donde el jefe del Ejecutivo
estatal, Arturo Núñez Jiménez, lo
envió para que en su nombre entregara su informe anual de labores, el primero
de un mandatario que procede de un partido distinto al PRI en más de ocho
décadas.
Aunque los
reporteros aguardaban el momento para la clásica ‘entrevista de banqueta’ que
han concedido en un momento como ese Jaime
Lastra Bastar, como secretario de Gobierno de Manuel Gurría Ordóñez, primero, y Manuel Andrade Díaz, después; José
Manuel Tellaeche Bosch y Florizel
Medina Péreznieto, como responsables de la la política interna en el
régimen de Roberto Madrazo Pintado,
y Humberto Mayans Canabal y Rafael González Lastra, como los
‘número 2’ en el gobierno de Andrés
Granier Melo, Raúl Ojeda rompió la tradición y se abstuvo de dar
declaraciones.
Y no era su ‘momento’ para quien fue
tres veces candidato a la gubernatura. Esa oportunidad histórica de ser
representante del titular del Ejecutivo la tuvo minutos antes –al filo de las
10 horas de este domingo– cuando, en presencia de los 35 legisladores de las
siete fracciones parlamentarias, entregó en manos del presidente de la mesa
directiva del Congreso del Estado, Francisco
Javier Cabrera Sandoval, los legajos con el texto narrativo y los anexos
estadísticos conteniendo el ‘Primer
Informe’ de labores de Arturo Núñez.
Ojeda Zubieta gozó ese momento, pese a
que ya había estado en ese recinto en su calidad de diputado local en el
régimen de Enrique González Pedrero.
Y lo patentizó con estas palabras: “Esta es una oportunidad de refrendar el
trabajo de cordialidad entre los dos poderes”.
En ningún momento el secretario de
Gobierno se salió de su papel de representante del Ejecutivo. No ocurrió hacia
con el diputado Cabrera Sandoval. Es el presidente del Congreso local, pero
habló como portavoz del PRD, su partido, el de la nueva mayoría en el Poder
Legislativo. Eso no gustó a los diputados de las otras fracciones. Y tuvo su
costo.
Cerca del mediodía, cuando la sesión solemne del Congreso
local concluyó y todo estaba listo para el evento político del ‘Primer Informe’ en el centro de
convenciones Tabasco 2000, ya no
estaban los diputados del tricolor que había dicho que iban a estar allí, junto
a la nueva clase política del estado –la perredista–, los representantes de los
sectores sociales e invitados especiales. No les gustó la actitud de Francisco
Cabrera.
Eso casi no se notó en un centro de convenciones. Allí el
acto central era, fue Arturo Núñez, el gobernador.
Ni se notó la ausencia de los priistas, pues tuvo
invitados que le dieron realce a su evento político: el enviado del presidente Enrique Peña Nieto, Jorge Carlos Ramírez Marín, titular de
la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu); el jefe de
Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera
Espinosa y los gobernadores de Morelos, Graco Ramírez Garrido, Pueblo, Rafael
Moreno Valle y Tlaxcala, Mariano
González Zarur.
De los ex gobernadores de Tabasco, acudieron uno que no
finalizó el sexenio y dos interinos: Enrique Gonzalez
Pedrero, Víctor
Manuel Barceló Rodríguez y Enrique
Priego Oropeza. También estuvieron con su correligionario –el gobernador
perredista–, el dirigente nacional de su partido, Jesús Zambrano Grijalva y el líder de la bancada del sol azteca
en San Lázaro, Silvano Aureoles Conejo; su viejo amigo, Porfirio Muñoz Ledo, fundador del PRD y comisionado para la Reforma
Política del DF, y el senador lopezobradorista Manuel Camacho Solís.
Y tocó el turno a Núñez Jiménez para hacer su recuento.
No había mucho que presumir y se justificó en “la catástrofe administrativa y
financiera en la que recibimos el gobierno del Estado”. Comentó que se ha
superado el escenario adverso gracias a “la disciplina, la austeridad y la
eficacia del trabajo en equipo”.
“Estamos avanzando en el cometido de dejar atrás la etapa
más crítica”, enfatizó ante los múltiples invitados que abarrotaron el lugar. Y
admitió que esto fue posible, además, por “la colaboración del gobierno de la
República y la solidaridad de los gobiernos municipales”.
Y dio esperanzas a quienes le expresaron su confianza en
las urnas para que los gobernara en el periodo 2013-2018: “ Sé que Tabasco va a salir adelante”. Aunque
ausente la autocrítica, Núñez Jiménez tampoco dejó entrever ajustes en su
equipo para enderezar lo que no ha funcionado.
De sus invitados especiales, un ex
gobernador (Enrique Priego) y dos ex dirigentes priistas (Pedro Reséndez y Edgar
Azcuaga) le reconocieron al gobernador su tenacidad para ‘sobreponer’ al estado
de la adversidad económica con que recibió a la actual administración. Buen
gesto de cortesía, que nunca se le vio a los perredistas cuando fueron
oposición, en el ‘día del gobernador’.
Y Raúl Ojeda ofreció disculpas a los
reporteros porque, contrario a su costumbre de acceder a ‘entrevistas de
banqueta’, ayer no contestó ninguna pregunta, porque “es el día del gobernador”.
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