lunes, 4 de noviembre de 2013

Columna Sin RODEOS: Núñez: primer ‘corte de caja’

Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
Especial para diario Rumbo Nuevo

En seis días, Arturo Núñez Jiménez estará haciendo el primer ‘corte de caja’ de su gobierno. Dirá a los tabasqueños cómo ha resuelto los pasivos financieros y la carencia de recursos; cómo ha enfrentado las deficiencias de servicios de salud y educación principalmente y los gravísimos problemas de inseguridad, y cómo su gobierno ha salido avante en estos primeros diez meses de gestión, pero también debe decir en qué ha fallado y cómo dará a su administración el cauce requerido para cumplirle a los tabasqueños.
En los primeros meses, cuando estallaron conflictos sociales a los que tuvo que hacer frente y salieron a relucir pifias de algunos de sus colaboradores cercados, Núñez Jiménez se justificó en que el régimen del ‘cambio verdadero’ estaba pagando un ‘primer noviciado’ en el inicio de su gestión.
Algunos problemas no sólo no se resolvieron hacia la primera mitad del ejercicio anual sino se agravaron y surgieron otros, pero el mandatario estatal tuvo en el caos heredado por su antecesor el mejor argumento para justificar deficiencias y yerros de sus funcionarios.
Una máxima de la política de la política mexicana que aconseja que los gobernantes emplean el primer año de su gobierno para el ‘pago’ de compromisos y favores recibidos en las campañas políticas, fue una de las justificantes que se encontraron para entender del porqué Arturo Núñez no ha removido a ninguno de los secretarios de su gabinete.
Sin embargo, queda su compromiso expresado el 18 de marzo, de que nadie tiene ‘comprado’ el puesto para seis años. “Mi único compromiso es con Tabasco. No tenemos compromiso con ninguna persona en particular. Si alguien falla y no responde a lo que esperábamos de él, se va del gobierno del Estado”, sentenció cuando hizo el primer ajuste de funcionarios en la Secretaría de Gobierno.
El 26 de abril de abril el gobernador decretó que estaba concluida la ‘fase de aprendizaje’ y el periodo de acomodos al interior de gobierno, e hizo un apercibimiento a gabinete para constituirse en un ‘gran equipo’ para producir buenos resultados para Tabasco.
El 2 de julio, cuando cumplió sus primeros seis meses en el gobierno, en vez de hablar de los primeros logros de su incipiente gestión, Núñez Jiménez tuvo que hacer una recapitulación de sus propósitos.
“Vengo a recomponer Tabasco y hablarle con la verdad a los tabasqueños, no a engañarlos ni a repetir los vicios o errores que dejaron al estado sumido en zona de desastre”, manifestó al cierre del primer semestre de 2013.
Y ante resultados que todavía no se vislumbraban, justificó: “Es evidente que estamos pasando momentos muy difíciles. Entiendo la desesperación de muchos que soñaron el ‘cambio verdadero’ tantos años, pero buena parte de los cambios también son intangibles y tienen que ver con una política de gobierno diferente donde no hay margen para el derroche”.
Hoy que han transcurrido diez meses completitos del gobierno nuñista, parece que en la ciudadanía no permea el discurso de un gobernante que le aseguraba que está luchando día a día para vencer carencias, resistencias y vicios heredados para implantar el ‘cambio verdadero’.
Es posible que algo no ha funcionado para ‘venderle’ a la gente ese mensaje de que el cambio no se da de la noche a la mañana, que no es sencillo cumplir compromisos de campaña cuando no hay dinero suficiente y las carencias son mayúsculas. Pero también contra eso ha tenido que remar el propio Núñez.
Quizá el informe que emitió el 16 de octubre la calificadora internacional ‘Fitch Rating’ dio respuestas a muchas interrogantes de la ciudadanía, pues resaltó que el gobierno de Tabasco debió ‘apretarse el cinturón’, ‘sanear’ sus finanzas y ‘sacrificar’ la realización de obra pública para hacer frente al enorme déficit presupuestal y preservar una calidad crediticia que estaba por perderse, pero nadie se ocupó en ponderarlo, como tampoco se ha enfatizado que en 2014 se estará en posibilidad de reorientar el gasto hacia mayor inversión.
Hacia el cierre de 2013, es innegable que algunos colaboradores del jefe del Ejecutivo no han estado a la altura de las circunstancias y de la confianza depositada en ellos, y que eso ha obligado al área de política interna a ‘apagar’ un fuego tras otro para mantener la estabilidad del estado.
Tal vez por eso la población espera cambios de funcionarios después del Primer Informe de Gobierno el próximo domingo.
Pero también hay aspectos que deben destacarse de este primer año de gobierno nuñista.
La firma del ‘Pacto por Tabasco’ es un gran logro de su política de diálogo con todos los actores políticos y sectores de la sociedad, pero todavía deben concretarse sus frutos. Hay una serie de leyes que hay que poner al día y otras que deben crearse con el concurso del Poder Legislativo.
El ‘rescate’ del campo que habrá de presumir, se ha dado merced al trabajo de resultados en su Secretaría de Desarrollo Agropecuario, a los crecientes apoyos de la Federación y a que la naturaleza ha sido generosa, pues en este año ni sequía ni temporada de lluvias han sido del todo adversas. Pero falta muchísimo para que el sector avance hacia una agricultura y ganadería tecnificadas, sistemas de riesgo, agroindustrialización moderna y para que los cultivos tradicionales recuperen su pujanza.
Lo que no debe perder de vista la gente es que apenas es el primer año de un régimen distinto al PRI que se instaló gracias a la alternancia. Tampoco el gobierno perredista debe caer en triunfalismo.
Y hace falta un buen llamado a la unidad de toda la sociedad, al margen de revanchismos políticos, para que Tabasco pueda caminar hacia esa nueva etapa de prosperidad que todos anhelamos.

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