Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
Especial para diario Rumbo Nuevo
Al fijar su posicionamiento
respecto a la entrega del Primer Informe
del titular del Ejecutivo estatal –recibido por la 61 Legislatura el domingo 10–,
el jefe de bancada del PRD en el Congreso local, Rafael Abner Balboa Sánchez, pintó
de principio a fin un nuevo Tabasco
en el que su partido y su régimen que pregona el ‘cambio verdadero’ son la ‘octava
maravilla’ del mundo.
Si bien el mandatario
estatal Arturo Núñez Jiménez hizo un
recuento ajeno a triunfalismos de lo realizado por su administración en su
primer año de gestión, el legislador teapaneco exageró la nota al presentar un panorama que sólo existe en el
discurso que le elaboraron para la ocasión.
Balboa
Sánchez resumió en tres los principales logros de la gestión nuñista: 1) La verdadera reconstrucción política, financiera, económica y social
de Tabasco, se ha iniciado; 2) La recuperación de la honestidad y la ética política,
ha comenzado, y 3) El nuevo rumbo de
Tabasco está en marcha.
Lo que vimos
este primer año es que el régimen perredista contuvo la debacle financiera heredada,
sacrificando la inversión en obra pública, y paliar –con el oportuno auxilio de
la Federación– la crisis en el sector salud, así como emprender un programa piloto para mejorar la calidad
de la enseñanza e inyectar recursos para el rescate del campo.
Ya hemos
dicho que un déficit presupuestal cercano a los seis mil millones, provocado por
el manejo irresponsable de las finanzas en el sexenio anterior, le impidió al
mandatario estatal comenzar siquiera a cumplir muchas de sus promesas de
campaña.
Lo que se
espera, sí, es que sea en 2014 cuando ya se comience a ver y a sentir la acción
del nuevo régimen con un ambicioso programa de inversiones con visión de largo
plazo, a la altura de lo que Tabasco reclama para corregir la senda pérdida.
Mucho
dependerá que cristalicen las gestiones de recursos federales que con tanto
ímpetu ha buscado el gobernador Núñez ante diversas instancias federales, el
Congreso de la Unión y el propio Presidente Enrique Peña Nieto. Y, también, del presupuesto de egresos que la
61 Legislatura le autorice para 2014.
Hoy, no
puede hablarse aún de ‘verdadera reconstrucción’ en los ámbitos político,
económico y social, puesto que el Congreso local todavía no desahoga las
reformas que el Ejecutivo pretende impulsar y convenir con las demás fuerzas
partidistas en el seno de la mesa de diálogo del Pacto por Tabasco.
Y una de las
causas por las que no se avanza es por la falta de seriedad y compromiso
mostrada por el partido de Balboa Sánchez, cuyos representantes no acuden a los
trabajos de la mesa de diálogo que ha instalado la Secretaría de Gobierno.
Si algo
esperan los tabasqueños del régimen que está por cumplir su primer año, es el
segundo punto que refirió Rafael Balboa: la ‘recuperación de la honestidad y la
ética política’. Eso se encargó de machacárselo
el coordinador de la fracción del PAN, Francisco
Castillo Ramírez, cuando manifestó que hay casos que hacen sospechar de
manejos deshonestos de algunos asuntos públicos.
Recordamos
el ‘sospechosismo’ en torno a la
adquisición directa de medicamentos en el ISSET y la licitación para la compra
de paquetes de útiles escolares; la escandalosa compra de mariscos para
personal del Hospital del Niño, y la irrisoria sanción –con sabor a burla– al
titular de la Policía Estatal de Caminos (PEC), Sergio Guerra, por autorizar indebidamente la expedición gratuita de
licencias de conducir, en detrimento de los ingresos del gobierno.
Hasta el
momento el gobierno del ‘cambio verdadero’
está lejos de dar cátedra de ‘saber
gobernar’, como aseguró el lunes Balboa Sánchez; al menos, en temas que él
mismo señaló, como el “combate frontal a la delincuencia”, donde si bien hay
inversiones importantes, éstas no se reflejan en la disminución de delitos
patrimoniales y en garantizar la seguridad de la población.
Es una
exageración asegurar hoy que ‘saber gobernar’ es “combatir la impunidad y la
corrupción”, pues el Creset todavía está a la espera de los ex funcionarios granieristas que saquearon las arcas
estatales y se enriquecieron ilícitamente. Y, tal vez, mucho más exagerado,
decir que ‘saber gobernar’ es “pasar de un sistema estatal de salud en crisis,
a la normalizaci6n de estos servicios básicos para la población”. Cómo se ve
que el diputado teapaneco no se ha parado últimamente por ninguno de los
hospitales públicos.
Lo que no puede
regateársele al discurso del ‘pastor’
del ‘rebaño’ del sol azteca es que, ciertamente, en Tabasco existe hoy tolerancia
a la oposición, disposición al diálogo con sectores de la sociedad y actores
políticos, respeto a las libertades de manifestación y de expresión. Tal vez
falte un poco de apertura.
Y tiene
razón también cuando apunta que “ningún comienzo es fácil”, máxime cuando se
recibió el estado en un caos del que “no hay precedentes”.
Pero también
debe observarse que la crisis heredada es una ‘oportunidad de oro’ para que los hombres del nuevo gobierno
demuestren su capacidad y habilidad para remontar escenarios adversos, para
hacer más con menos y, sobre todo, manejar con absoluta escrupulosidad los
dineros del pueblo.
Y más allá
de que el gobernador decida hacer cambios o seguir con el mismo equipo, la
gente espera mejores resultados. Lo hecho hasta hoy es insuficiente. Cuando
esto se consiga, entonces no se dejará de reconocerle a Rafael Balboa que “el cambio verdadero está en marcha y no
habrá quién lo detenga”.
Tampoco se
le escamotea a Núñez Jiménez el liderazgo político que ejerce, para gobernar de
acuerdo a su estilo, para mantener la estabilidad y la vigencia del estado de
derecho, para garantizar la seguridad de su población –como lo hace ahora ante
la amenaza de tempestades– y para hacer gestiones a favor de Tabasco ante la
Federación. Él toma las decisiones; él responde.
Esperemos la glosa del Informe. Ojalá sea en sesiones abiertas.
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