jueves, 14 de noviembre de 2013

Columna Sin RODEOS: ‘Saber gobernar’

Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
Especial para diario Rumbo Nuevo

Al fijar su posicionamiento respecto a la entrega del Primer Informe del titular del Ejecutivo estatal –recibido por la 61 Legislatura el domingo 10–, el jefe de bancada del PRD en el Congreso local, Rafael Abner Balboa Sánchez, pintó de principio a fin un nuevo Tabasco en el que su partido y su régimen que pregona el ‘cambio verdadero’ son la ‘octava maravilla’ del mundo.
Si bien el mandatario estatal Arturo Núñez Jiménez hizo un recuento ajeno a triunfalismos de lo realizado por su administración en su primer año de gestión, el legislador teapaneco exageró la nota al presentar un panorama que sólo existe en el discurso que le elaboraron para la ocasión.
Balboa Sánchez resumió en tres los principales logros de la gestión nuñista: 1) La verdadera reconstrucción política, financiera, económica y social de Tabasco, se ha iniciado; 2) La recuperación de la honestidad y la ética política, ha comenzado, y 3) El nuevo rumbo de Tabasco está en marcha.
Lo que vimos este primer año es que el régimen perredista contuvo la debacle financiera heredada, sacrificando la inversión en obra pública, y paliar –con el oportuno auxilio de la Federación– la crisis en el sector salud, así como emprender un programa piloto para mejorar la calidad de la enseñanza e inyectar recursos para el rescate del campo.
Ya hemos dicho que un déficit presupuestal cercano a los seis mil millones, provocado por el manejo irresponsable de las finanzas en el sexenio anterior, le impidió al mandatario estatal comenzar siquiera a cumplir muchas de sus promesas de campaña.
Lo que se espera, sí, es que sea en 2014 cuando ya se comience a ver y a sentir la acción del nuevo régimen con un ambicioso programa de inversiones con visión de largo plazo, a la altura de lo que Tabasco reclama para corregir la senda pérdida.
Mucho dependerá que cristalicen las gestiones de recursos federales que con tanto ímpetu ha buscado el gobernador Núñez ante diversas instancias federales, el Congreso de la Unión y el propio Presidente Enrique Peña Nieto. Y, también, del presupuesto de egresos que la 61 Legislatura le autorice para 2014.
Hoy, no puede hablarse aún de ‘verdadera reconstrucción’ en los ámbitos político, económico y social, puesto que el Congreso local todavía no desahoga las reformas que el Ejecutivo pretende impulsar y convenir con las demás fuerzas partidistas en el seno de la mesa de diálogo del Pacto por Tabasco.
Y una de las causas por las que no se avanza es por la falta de seriedad y compromiso mostrada por el partido de Balboa Sánchez, cuyos representantes no acuden a los trabajos de la mesa de diálogo que ha instalado la Secretaría de Gobierno.
Si algo esperan los tabasqueños del régimen que está por cumplir su primer año, es el segundo punto que refirió Rafael Balboa: la ‘recuperación de la honestidad y la ética política’. Eso se encargó de machacárselo el coordinador de la fracción del PAN, Francisco Castillo Ramírez, cuando manifestó que hay casos que hacen sospechar de manejos deshonestos de algunos asuntos públicos.
Recordamos el ‘sospechosismo’ en torno a la adquisición directa de medicamentos en el ISSET y la licitación para la compra de paquetes de útiles escolares; la escandalosa compra de mariscos para personal del Hospital del Niño, y la irrisoria sanción –con sabor a burla– al titular de la Policía Estatal de Caminos (PEC), Sergio Guerra, por autorizar indebidamente la expedición gratuita de licencias de conducir, en detrimento de los ingresos del gobierno.
Hasta el momento el gobierno del ‘cambio verdadero’ está lejos de dar cátedra de ‘saber gobernar’, como aseguró el lunes Balboa Sánchez; al menos, en temas que él mismo señaló, como el “combate frontal a la delincuencia”, donde si bien hay inversiones importantes, éstas no se reflejan en la disminución de delitos patrimoniales y en garantizar la seguridad de la población.
Es una exageración asegurar hoy que ‘saber gobernar’ es “combatir la impunidad y la corrupción”, pues el Creset todavía está a la espera de los ex funcionarios granieristas que saquearon las arcas estatales y se enriquecieron ilícitamente. Y, tal vez, mucho más exagerado, decir que ‘saber gobernar’ es “pasar de un sistema estatal de salud en crisis, a la normalizaci6n de estos servicios básicos para la población”. Cómo se ve que el diputado teapaneco no se ha parado últimamente por ninguno de los hospitales públicos.
Lo que no puede regateársele al discurso del ‘pastor’ del ‘rebaño’ del sol azteca es que, ciertamente, en Tabasco existe hoy tolerancia a la oposición, disposición al diálogo con sectores de la sociedad y actores políticos, respeto a las libertades de manifestación y de expresión. Tal vez falte un poco de apertura.
Y tiene razón también cuando apunta que “ningún comienzo es fácil”, máxime cuando se recibió el estado en un caos del que “no hay precedentes”.
Pero también debe observarse que la crisis heredada es una ‘oportunidad de oro’ para que los hombres del nuevo gobierno demuestren su capacidad y habilidad para remontar escenarios adversos, para hacer más con menos y, sobre todo, manejar con absoluta escrupulosidad los dineros del pueblo.
Y más allá de que el gobernador decida hacer cambios o seguir con el mismo equipo, la gente espera mejores resultados. Lo hecho hasta hoy es insuficiente. Cuando esto se consiga, entonces no se dejará de reconocerle a Rafael Balboa que “el cambio verdadero está en marcha y no habrá quién lo detenga”.
Tampoco se le escamotea a Núñez Jiménez el liderazgo político que ejerce, para gobernar de acuerdo a su estilo, para mantener la estabilidad y la vigencia del estado de derecho, para garantizar la seguridad de su población –como lo hace ahora ante la amenaza de tempestades– y para hacer gestiones a favor de Tabasco ante la Federación. Él toma las decisiones; él responde.
Esperemos la glosa del Informe. Ojalá sea en sesiones abiertas.

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