Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
Especial para diario Rumbo Nuevo
Enviar a siete de sus principales colaboradores a la sede
del Poder Legislativo a informar de las tareas desempeñadas y acciones
realizadas este año y a despejar dudas de lo que hicieron en sus respectivos
rubros con el presupuesto asignado, habla sin duda del compromiso del jefe del
Ejecutivo estatal, Arturo Núñez Jiménez
con la rendición de cuentas a la ciudadanía.
Sin embargo, hacer que esas comparecencias previstas del
2 al 12 de diciembre para la glosa de su Primer
Informe de Gobierno, no sean abiertas al público –como pretende el
presidente de la Junta de Coordinación Política (JCP) del Congreso local, Rafael Abner Balboa–, podría restarle
mérito a esa decisión.
Las comparecencias en sí no tienen nada de extraordinario.
Deberían ser práctica frecuente en una entidad que presume vivir en la
normalidad democrática y en el estado de derecho.
Lo verdaderamente trascendente para nuestro estado, donde
las actuaciones de los servidores públicos se han hecho los últimos años en lo oscurito, sin que se transparente lo que
hacen y dicen, o dejan de hacer, será que este mecanismo de rendición de
cuentas se haga de cara a la ciudadanía, en sesiones públicas.
Esa es una exigencia de los propios diputados –incluidos perredistas
como Rosalinda López–, de medios de
comunicación a los que se ha limitado la cobertura informativa de esas reuniones,
y de la propia sociedad que quiere enterarse de viva voz cómo se atienden los asuntos de la cosa pública en Tabasco.
Hasta hace unos años –y me remito a la era del PRI como
partido en el poder–, las comparecencias de los integrantes del gabinete del
Ejecutivo, para la glosa de los informes anuales, o para abundar los contenidos
y alcances de las propuestas de la Ley de
Ingresos y del Presupuesto de Egresos,
o bien para informar cómo se estaba enfrentando cualquier situación crítica,
eran en sesiones abiertas.
De un tiempo para acá, como que a los funcionarios de
gobierno les empezó a dar temor acudir al recinto legislativo, sobre todo porque
enfrentarían cuestionamientos de diputados del entonces principal partido
opositor: el PRD, y también del PAN. Y por eso las comparecencias dejaron de
hacerse en el pleno, en sesiones públicas, para pasarlas a comisiones. Eran
casi a escondidas.
En el sexenio anterior se evitó que el entonces
secretario de Finanzas, José Sáiz Pineda
acudiera al recinto legislativo a dar cuenta del estado que guardaban las arcas
estatales e incluso para que diera pormenores de las solicitudes al Congreso
local para que autorizara contratar millonarios préstamos bancarios.
A fines de 2012 se esperaba que Sáiz Pineda compareciera para
enterar a los diputados para qué quería el gobierno de Andrés Granier Melo la estratosférica suma de cuatro mil 130
millones de pesos con los que se iba a hipotecar Tabasco ¡un cuarto de siglo!,
pero se prefirió que diera esos detalles en una conferencia de prensa celebrada
el 15 de noviembre de ese año.
Eso ocurría en los tiempos en que el PRI era el partido
hegemónico. Con el arribo del PRD al poder y debutando con su mayoría absoluta
en el Legislativo, las cosas no cambiaron; es más, podría decirse que
empeoraron si tomamos como referencia la más reciente comparecencia del fiscal
superior del Estado, José del Carmen
López Carrera, el 29 de octubre, que fue ¡a puerta cerrada!
Esa fue una mala señal para una sociedad que espera mucho
del ‘cambio verdadero’, tanto en
acciones de gobierno palpables, como en actitudes diferentes, contrarias a la
cerrazón y simulación que tanto criticaron sus actores a los regímenes
priistas.
Esa voluntad de cambio se verá ahora, del 2 al 12 de
diciembre, cuando comparezcan ante el Legislativo los titulares de la SSP, Audomaro Martínez; de Educación, Rodolfo Lara; de Salud, Ezequiel Toledo; de SOTOP, Manuel Ordóñez; de SCT, José Antonio de la Vega; de Finanzas, Víctor Lamoyi, y de Sedafop, Pedro Jiménez.
De ellos sólo Jiménez León ya tuvo esa experiencia de
confrontar a diputados en su época de priista, cuando fue secretario de
Comunicaciones con Roberto Madrazo.
A De la Vega le tocó estar del otro lado, en su calidad de diputado del PAN. Y vaya
que fue crítico, incómodo.
Pero si en la JCP, Rafael Balboa está sopesando hacer
dichas comparecencias sólo ante comisiones, la verdad, deberían suspender la
glosa del Informe. Si este mecanismo
para rendir cuentas no se da de cara a la sociedad, no sirve, aunque nos salgan
con el cuento que la ley prevé que los secretarios pueden acudir a comisiones.
Y no bastará que las sesiones sean públicas; se requiere
un formato en el que puedan darse las réplicas y contrarréplicas para que no
quede duda de lo que se está informando. Pero también debe existir el
compromiso de los diputados para actuar con madurez y civilidad. Ya veremos.
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