Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
Especial para diario Rumbo Nuevo
El ‘caso
Granier’ vuelve a escena y por el lado que más duele al ex mandatario
tabasqueño: su hijo Fabián Granier
Calles, quien el primer día de octubre amaneció en calidad de prófugo para
la Procuraduría General de la República (PGR), por la
presunta comisión del delito de defraudación fiscal –por un monto no precisado–,
aunque por la tarde el abogado de Andrés
Granier Melo, Eduardo Luengo Creel
ya había hecho gala de sus artes de jurista al conseguir un amparo, así sea de
alcances limitados, para librar de la cárcel al ‘junior’.
Como dicho
amparo es de los denominados ‘para efectos’ –según consta en el expediente
628/2013 del Juzgado segundo de distrito de amparo del Primer Circuito– es muy
probable que en cualquier momento se vuelva a emitir la orden de aprehensión en
contra del joven Fabián, quien a lo largo
del sexenio 2007-2012 hizo y deshizo
a su antojo, con cargo al erario estatal.
Decía Andrés Granier, que Fabián le ‘ayudaba’ a
‘gobernar’, razón por lo que tenía una oficina en la residencia oficial Quinta Grijalva, con personal a su
servicio pagado por el gobierno del Estado, desde donde ejercía recursos
millonarios y un poder tal que era visto como un ‘gobernadorcito’.
Con los recursos ilimitados que disponía, mantenía una
estructura electoral –con delegados municipales, seccionales del PRI y líderes
naturales– y ‘compraba conciencias’
lo mismo para imponer candidatos a cargos de elección popular, que para desbancar a los aspirantes que no eran
de su agrado.
Ejercía tal influencia en los miembros del gabinete
estatal, que algunos funcionarios de los secretarios, sobre todo los
administrativos, fueron designados por él.
Y desde luego, ayudaba a gente que pedía ayuda económica.
Lo ‘magnánimo’ lo heredó de su padre.
Por eso otorgaba licencias de conducir gratuitamente y condonaba multas de
tránsito, igual que ahora lo hace Sergio
Guerra en la Policía Estatal de Caminos.
Pero Fabián Granier no sólo
despilfarraba el dinero de los tabasqueños en su afán de ser el ‘poder tras el trono’ y en la vida
libertina que se daba dentro y fuera de Tabasco con sus ‘amigochos’. También hizo en seis años una inmensa fortuna: adquirió
propiedades aquí en el estado, en la Riviera Maya (terrenos y 10 departamentos
de lujo en la torre residencial Emerald
de Cancún), en Mérida (una clínica), en Miami, y en España, en cuya capital,
Madrid, se compró un departamentito
–lo hizo junto con Amílcar Sala Jr.– que le salió en una verdadera bagatela: el equivalente a dos millones
de pesos mexicanos.
Y se dice que es el
propietario del hotel El Pueblito –de
cuatro estrellas y 350 habitaciones–
en la zona hotelera de Cancún (Proceso,
30/Ene/13).
Se sabía que al dejar la
gubernatura el jefe de la familia, los Granier-Calles se fueron a residir a
Miami, en el lujoso penthouse que
Fabián compró en abril de 2011 en las torres ‘Quantum on the Bay Condo North’, en 225 mil dólares.
Pero ya no están en esa
ciudad del estado de Florida, EU, porque Andrés Granier se encuentra preso en
la Torre Médica del Centro Femenil de
Readaptación Social ‘Tepepan’ del DF –donde
es atendido de padecimientos cardiacos–; se ignora el paradero de doña María Teresa Calles de Granier y de sus hijas Mariana y Paulina. Y ‘Fabiancito’ andaba prófugo. Nadie sabe
dónde hallarlo.
¿Es ese el destino que su
padre quería para él? Se recuerdan los consejos que se le dieron a Andrés
Granier a través de ‘Telerreportaje’
para que evitara que su hijo se inmiscuyera en los asuntos públicos del estado.
La soberbia cerró los oídos y la mente del entonces gobernador. Se creían
inmunes a todo. Y hoy no sólo él, sino toda su familia debe pagar las
consecuencias de su mal gobierno, por haber convertido la gubernatura en una
institución “abiertamente criminal” y el erario “en
un botín”, como apuntaba la víspera el gobernador Arturo Núñez Jiménez.
Si la PGR atrapa a ‘Fabiancito’, no tiene derecho a fianza.
¿Lo traerán al Creset? ¿Hará compañía a José
Sáiz Pineda, el ex secretario de Finanzas? Corre el rumor que éste ya va de
salida de la cárcel… Pa’Luengo es tarde.
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