Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
Especial para diario Rumbo Nuevo
En mis manos
tengo el informe de la calificadora ‘Fitch
Ratings’ que reconoce que sí le ha funcionado a Arturo Núñez Jiménez ese argumento que esgrimió siempre que se le
pedían recursos económicos para esto o para aquello. “Estamos en tiempos de vacas flacas”, dijo una y otra vez el
gobernador.
Y vaya que
el gobierno nuñista se ha ‘apretado el cinturón’ en serio, hasta el
último hoyo.
Pese al
déficit presupuestal y a la enorme deuda heredados, la actual administración estatal
ha logrado sobrevivir casi todo un año, sin recurrir a nuevos endeudamientos,
ni los bancarios de largo plazo, ni con proveedores a corto plazo.
De lo único
que ha dispuesto para que el aparato gubernamental no cayera en la parálisis son
los salvavidas que le ha lanzado el
gobierno de Enrique Peña Nieto… Pero
ha caminado sin inversiones relevantes en obra pública.
La
prestigiada firma internacional advirtió que la calidad crediticia –que ayer le
dije aquí que al corte del primer semestre de 2013 fue ‘A(mex)’, con perspectiva
crediticia ‘estable’– continúa limitada por el elevado nivel de ‘pasivos
contingentes’; las contingencias derivadas del pasivo pensional no fondeado y
las aportaciones extraordinarias al ISSET; su bajo nivel de inversión estatal, y
su alta dependencia a ingresos federales.
Si bien la
deuda directa de largo plazo del Estado asciende a cuatro mil 915.8 millones de
pesos, la actual administración estatal mantiene una larga lista de adeudos que,
a junio de 2013, suman otros 11 mil 146.7 millones de pesos.
Y de acuerdo
a la Secretaría de Finanzas –citada por ‘Fitch’–,
“la mayor parte de dicho pasivo ‘no es exigible’; no obstante, existe una
afectación sobre la hacienda estatal de mil 583.8 millones por concepto de
proveedores y 925.3 millones de programas federales cuyo reintegro podría ser
requerido por la Federación”.
El monto de
dichos pasivos ha disminuido en mil 10 millones de pesos, respecto a lo
registrado en 2012, a consecuencia de la reorientación presupuestal del estado
y a los descuentos en participaciones por parte de la Federación.
El ‘barco’ no sólo no se hundió –como muchos
apostaron–; al contrario, parece que va librando la tormentosa ruta que se le
obligó tomar para llegar a puerto seguro, aunque sacrificando las condiciones
de bienestar de la ‘tripulación’.
Y si lo
decidiera hoy, el gobierno nuñista
podría obtener, ‘con la mano en la
cintura’, nuevos financiamientos bancarios, ya sea para solventar problemas
que viene arrastrando por el déficit presupuestal que se ubicó en más de seis
mil millones de pesos, o para invertir en infraestructura prevista en su Plan Estatal de Desarrollo 2013-2018.
Pero, ¿qué
cree? No lo hará. No ahora… Esto lo remarcó Núñez Jiménez el 9 de octubre de
octubre –durante la gira que hizo por Tenosique junto alcalde Carlos Alberto Vega Celorio– cuando
dijo que en medio del escenario de adversidad financiera que vive el estado,
mantendrá su compromiso de gobernar con responsabilidad y prudencia.
Ese día
descartó que vayan a recurrirse a la contratación de más deuda pública, que
podría antojarse como el ‘camino fácil’ que significaría seguir hipotecando al
estado y dejar los problemas económicos a futuros gobiernos.
“Eso no lo
voy a hacer. Yo no seré irresponsable con Tabasco. Sé que es duro, que pago
costos políticos, pero sé que a la larga Tabasco y los tabasqueños reconocerán
que era lo correcto”, puntualizó el gobernador.
¿Funcionó ‘apretarse tanto el cinturón’?
Lo que sí
puede darse como un hecho es que éste será el punto a destacar en el Primer Informe de Gobierno, cuando Núñez
Jiménez aborde la cuestión de las finanzas estatales, aunque lo verdaderamente
importante será escuchar si 2014 continuará con la política de las ‘vacas flacas’. ¿Usted qué cree?
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