Por Fernando Hernández Gómez
fdohernandezg@hotmail.com
Especial para diario Rumbo Nuevo
No habló de su
antecesor por su nombre, pero era obvio que Arturo Núñez Jiménez se refería a Andrés Granier Melo cuando expuso que el problema de la corrupción en
Tabasco se magnificó en el pasado reciente a grado que se dejó un Estado muy
fracturado y aprisionado por la colusión “abiertamente criminal” de intereses
de funcionarios públicos y empresarios privados que distorsionaron en forma
grave la función pública, ya sea por la ocupación directa de espacios claves de
decisión, o por la negociación, influencia, o presión y amenaza.
Y
el mandatario tabasqueño –que la víspera inauguró el ‘Foro Internacional para Prevenir
la Corrupción’–, indicó que a raíz de ello las instituciones acabaron convertidas
simple y llanamente en un botín y sus rendimientos públicos se mermaron
considerablemente.
“En
un caso específico como el del estado de Tabasco, he podido comprobar de manera
dramática la devastación producida por acciones deliberadas y planeadas de
abuso de poder”, sentenció y puntualizó que los efectos son de toda índole: desde
la desconfianza e incredulidad social hacia la política y los políticos, hasta
el daño en ocasiones irreparable en la vida de personas que dependen de la prestación
de servicios públicos especialmente sensibles como de salud. “Y todo ello
teniendo como trasfondo general el freno a las oportunidades de desarrollo y
generación de bienestar social”, subrayó.
Esperemos que, como aseguró ayer el
gobernador, frente al ‘atentado contra el interés público y el quebranto de la
moral social’, no imperen –según sus palabras– ni el conformismo ni la
pasividad justificada con la coartada de la estabilidad o los equilibrios
políticos, amparados coloquialmente en ese imperativo insostenible del ‘no
hacer olas’ para transitar, sólo en apariencia, sin mayores contratiempos por
las coyunturas difíciles.
Esperemos también que pronto aparezcan,
debidamente integrados, los expedientes penales para sancionar al ex gobernador
Granier Melo y a sus ex colaboradores involucrados en el daño patrimonial a
Tabasco –antes que salgan libres los ex funcionarios que hoy se encuentran tras
las rejas–, y los tabasqueños no se queden con la sensación de que simplemente
no se quiso ‘hacer olas’.
Y esperemos que para aplicar la ley
contra la corrupción y la impunidad no sólo se vea hacia atrás, sino se actúe
en la casa propia, para que no se repitan casos como el de Sergio Guerra Pérez –suspendido tres meses del cargo de director de
la Policía Estatal de Caminos por otorgar indebidamente licencias de conducir
sin cobrar por su expedición–, y que esa sanción sea si no una medida enérgica
y contundente, sí un precedente de que en el régimen del ‘cambio verdadero’ se castigará
cualquier conducta ilícita.
Y, sí, como planteó Núñez Jiménez, “es
necesario impulsar un servicio público basado en principios éticos, liderazgo comprometido
con la rendición de cuentas y que pondere el bienestar social”. Ojalá pueda
hacer los cambios de la mano con un Poder Legislativo local que hasta hoy no es
más que sinónimo de inmovilismo y con esos funcionarios que todavía no asumen
que ya la gente está esperando resultados de ellos.
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